El pasado día 12 de junio, con motivo del viaje para asistir a la celebración del 35 aniversario de Aside, en Barcelona, tuve la oportunidad de visitar un establecimiento Ferreproxim –la franquicia de ferretería desarrollada por Cifec y mantenida por QF Plus- en el popular barrio de Gracia, concretamente en su calle principal, Gran de Gracia. Y tengo que decir que la experiencia fue gratificante.
El modelo de Ferreproxim se creó como proyecto llave en mano para nuevos empresarios que quisieran entrar en el mundo de la ferretería o para aquellos que siendo independientes desearan reinventarse y dedicarse casi en exclusiva a vender. Ferreproxim te da todo: Desde asesoramiento sobre la idoneidad de la ubicación y las características del establecimiento y el mobiliario más adecuado, hasta el surtido, las marcas, su ubicación dentro del punto de venta, señalética, folletos de promoción y, por supuesto, un servicio de aprovisionamiento acorde con las necesidades y las urgencias del tiempo que vivimos.
El establecimiento que yo vi es una ferretería de unos 140 metros cuadrados, con planta rectangular que se hace cuadrada en la entrada y en el fondo del local, situada a la altura del 211 de la calle, en una buena ubicación, y a unos 300 metros de otra ferretería –más grande y antigua y bajo la enseña Cofac-. Su propietario, Tomás Torres, con experiencia de más de 15 años en otros establecimientos del ramo, se muestra encantado con su proyecto –con poco más de un año de existencia- y con la cobertura que recibía de los responsables de Ferreproxim. “Para mí, un 10 en todo: en asesoramiento, en atención, en servicio. Se preocupan por cada detalle y están siempre dispuestos a echarme una mano. Mi experiencia no puede ser mejor. Lo que no funciona me lo cambian por otros artículos y estamos continuamente valorando opciones de mejora”.
Como decía al principio, mi percepción fue muy positiva. Buena ubicación, luminosidad, orden, limpieza, aspecto de boutique –singular el piso de tarima-, surtido limitado pero adecuado a las características del barrio y precios competitivos. Si a eso le unimos un ferretero que disfruta con lo que hace, que sabe lo que se trae entre manos, que mima a la clientela y que se deja llevar por los que tienen una visión más global del negocio, probablemente tenemos ferretería para rato.
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