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Adiós a José Martin de Bernardo

Por Juan Manuel Fernández

Conocí a Pepe –José Martín de Bernardo Escolar era Pepe para todo el mundo- recién llegado al sector de ferretería, a mediados de los 80. Era un representante comercial de los más respetados de Madrid. Llevaba lo que se llamaban entonces “buenas casas” , sobre todo del sector de cerrajería y de herramientas. Me trató desde el principio con gran afecto  y consideración a pesar de que yo era un recién llegado y él una referencia en el sector; y empezó a colaborar conmigo en la revista Ferronoticias en 1991, desde el número 1, en una sección que llamábamos “El rincón del agente comercial”.

Años más tarde tuve el placer de editar un librito, “Historias ferreteras”, con experiencias y anécdotas que él contaba con mucha gracia y detalle de todos sus años como agente comercial en el sector. Para entonces, Pepe había sufrido un duro episodio cardiocerebral que le había postrado en una silla de ruedas y le dificultaba sobre medida todo tipo de movilidad. Sin embargo, no le oí quejarse ni una sola vez, al contrario, daba gracias por la suerte que había tenido por poder seguir disfrutando de la vida, de sus amigos, de su familia, de sus clientes y compañeros de profesión.

Todavía no se habían creado los Premios Txema Elorza para reconocer los valores humanos y profesionales en el sector de ferretería y bricolaje cuando estaba en activo. Sin duda hubiera sido un candidato magnífico.  Aparte de un excelente profesional, era un caballero, tiernamente irónico, trabajador incansable, optimista, generoso, afable y un montón más de los adjetivos que califican a las personas buenas y de trato agradable.

Vivía y sentía la ferretería como algo propio, conocía y hablaba bien de todo el mundo, incluso de los que le hacían alguna faena; siempre encontraba disculpas para ellos.

Ha fallecido cuando iba a cumplir 77 años de un nuevo infarto cerebral ,después de una relativamente corta agonía. Su amigo, discípulo y socio en Recofer, Carlos Nadales, le va a echar mucho de menos. Los que hemos tenido la suerte de tratarle no le olvidaremos. Adiós, Pepe, gracias por tu ejemplo.

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