Vivimos en la era de la comunicación; todos somos localizables por teléfono, móvil, sms, correo electrónico, twitter, facebook y no sé cuantos métodos más; sin embargo cada vez es más difícil contactar con las personas que buscas, o esa es mi sensación después de una semana de no encontrar a nadie: al pintor que tiene que arreglarme un desperfecto en el techo, al fontanero que debe reparar un radiador que gotea, al comercial de móviles que me tiene que pasar un presupuesto para nuevas terminales, al cliente de publicidad al que pasar una propuesta, al directivo al que hacer una entrevista… a mi hijo para saber si viene a cenar.
La sensación que a uno le invade en una semana así es una mezcla de frustración, desamparo y mala leche, unida a un cúmulo de reflexiones como: ¿no funcionan los teléfonos?, ¿nadie lee los correos electrónicos?, ¿la gente es mal educada y no devuelve los mensajes¿. ¿hay miedo a decir que no a una propuesta o a no poder satisfacer un servicio?, ¿mi hijo también pasa de mí?… ¿Hay alguien ahí? Lo cierto es que como uno es tenaz, sigue intentando hablar con teléfonos apagados o fuera de cobertura, con máquinas que te obligan a pulsar no sé cuantos números hasta llegar a un buzón de voz que te dice que está lleno y que no puedes dejar mensajes, enviando sms y correos eléctrónicos con mensajes “urgente”, “muy urgente”, “de vida o muerte” a personas que siempre están ocupadas, que no devuelven mensajes de ningún tipo y que, eso sí, cuando te ven cara a cara en cualquier foro de encuentro o por la calle te dicen, llámame y hablamos.
Si a usted le pasa lo mismo con sus colaboradores, con sus proveedores, con sus clientes, con sus amigos, con su familia, no haga como yo, no desespere, envíe una carta por correo ordinario con el mensaje que desee y váyase de vacaciones a un lugar recóndito fuera de todas las rutas conocidas. No recibirá por supuesto respuesta, pero al menos no tendrá la sensación de perder el tiempo y será más feliz, ¿o no?.
muchas veces el exceso de información o de medios de información nos aisla más que nos une. Muy buena reflexión
En todos los medios de comunicación se dice que Internet está revolucionando el mundo, que es el futuro, que hay que adaptarse, etc pero mi impresión es que, en el mundo de la ferretería, esto todavía está en pañales. Estoy de acuerdo en todo, es el futuro, hay que adaptarse, pero también hay que ser realistas, todavía no es el presente en la mayoría de casos. Seguimos dependiendo del fax, del teléfono y de las visitas personales; cuanto más directa es la relación con nuestros colaboradores, mejor funciona dicha relación, porque no tratamos con seres abstractos, sino con personas. No recordamos un nombre, sino un rostro. Las nuevas tecnologías son muy eficaces y rápidas, pero impersonales y esto genera desconfianza. ¿Será esta crisis un punto de inflexión en este sentido?.