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Adiós, bricolaje. Hola, acondicionamiento del hogar.

Por Juan Manuel Fernández

El dinamismo del sector de bricolaje no tiene parangón. En los últimos años se han manejado sucesivamente -y a veces en paralelo- términos como “Hágaselo usted mismo”, “Bricodecoración”, “Lo hacemos por tí”…Y ahora, cuando la crisis económica ha puesto patas arriba todos los paradigmas, aparece uno nuevo acuñado nada más y nada menos que por el líder absoluto del sector, Leroy Merlin: “Especialistas en el acondicionamiento del hogar”.

Aunque todavía no he tenido ocasión de contrastarlo, me da la impresión que Leroy Merlin ha llegado a una conclusión parecida a la que muchos profesionales del sector de ferretería y bricolaje, que coincide también con la mía, tenemos desde hace tiempo; o sea, que el consumidor español hace bricolaje a regañadientes, por necesidad, por acoso marital, incluso. En los menos de los casos, por gusto y afición. Y al ser eso así, dando una nueva vuelta de tuerca al concepto, se inventa lo de “especialistas en el acondicionamiento del hogar”, que suena bien. Un poco genérico, pero suena bien, es sugerente. 

Puede que convencer al bricolador sea tan difícil como convencer a los místicos españoles del siglo de oro que “hacer el amor” era tan divertido o más que el amor como concepto puro; pero apoyo sin reservas que haya que intentarlo. Hoy por hoy, el consumidor español piensa en bricolaje y dice, “está bien”; pero “hacer bricolaje”, es aburrido y sucio y además agota.

Uno -que lleva mucho visto y oído- aplaude el término, como aplaudió en su momento la “bricodecoración” de Bricor o el para mí apócrifo “lo hacemos por ti”. Todo lo que sirva para convencer al consumidor español de que el bricolaje -o como queramos llamarlo- es divertido, me parece de perlas. Sólo que -además- en el caso que nos ocupa la dinámica conceptual nos conduce a una frontera difusa donde cada vez más se confunde la oferta de Leroy Merlin con la de Ikea o, más allá, con la de hogar de El Corte Inglés o con Zara Home. O, con todas las salvaguardas, con la oferta de la ferretería de pueblo de toda la vida que incluía muebles, electrodomésticos, lámparas, cerámica, sanitarios, accesorios de cocina y baño, aperos de labranza y, por supuesto, pintura, cerraduras, herramientas y tornillos.

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Fernando Colorado
Fernando Colorado
28/10/2010 23:57

Juan Manuel, el término también se utiliza en Europa y no deja de ser más “amigable” para convencer al testarudo “bricolador” nacional. No sé si lo inventó LM, pero lo que seguro que favorece la línea de comunicación para hacer del “bricolaje” una actividad sencilla a los ojos de todo el mundo.

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