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El Blog de Juan José Montiel

Juan José Montiel

Planificando el futuro

11 diciembre, 2020 Juan José Montiel HAZ UN COMENTARIO

En Sin categoría

Tras unos meses en los que la gestión de multitud de empresas se ha visto caracterizada por el “fire fighting” diario, ya sea para adaptarse a una caída dramática en los niveles de actividad, ya sea para hacer frente a picos extraordinarios de trabajo, toca ahora plantearse qué vamos a hacer en los próximos meses.  

Sin bajar la guardia y a expensas de lo que nos deparen las ya próximas Navidades, las empresas llevan semanas (y meses) planteándose diferentes escenarios para planificar los meses venideros. Muchas están retrasando el cierre de sus presupuestos anuales para el 2021 procurando ser muy cautas ante una realidad cuyas vertientes sanitaria, económica, política y social están lo suficientemente difusas como para entrever las claves que definirán el año por venir.

Es por esto por lo que, ahora más que nunca, el acrónimo VUCA  (Volatility, Uncertanty, Complexity, Ambiguity en inglés o, en español, Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad) define perfectamente el futuro que tenemos por delante.  

Estamos bien preparados para gestionar un mundo V.U.C.A? – Blog de Pablo  Sánchez de Ocaña

Durante estos meses pasados nos hemos enfrentado a una situación completamente desconocida en los países desarrollados: un virus letal que, a principios de diciembre, según la universidad norteamericana Johns Hopkins, ha afectado a más de 64 millones de personas en todo el mundo con cerca de 1,5 millones de fallecidos.  Desde el punto de vista sanitario, aunque los datos muestran una cierta mejoría, estamos muy lejos de controlar de manera efectiva la pandemia. Proliferan noticias sobre vacunas desarrolladas contrareloj. Algunas ya tienen fecha para su autorización, comienzo de comercialización y puesta en marcha de campañas de vacunación masiva. Sin embargo, resulta muy difícil predecir el resultado a corto plazo de estas campañas, cuándo y a qué velocidad caerán contagios y fallecimientos.

¿Cómo afrontar con éxito el ejercicio de planificación del año 2021 cuando el corto plazo resulta tan incierto?

Muchos sectores seguirán sufriendo. McKinsey, en un informe reciente, estima que la moda habrá experimentado en 2020 una caída global que se situará en torno al 30 por 100 de las ventas de 2019 (en España, la intención de compra neta de ropa ha caído al 51 por 100).  La OCDE estimaba a finales de octubre una caída del turismo cercana al 80 por 100 en el año actual. Esta caída se mantendrá en el turismo internacional y solo se amortiguará algo con el turismo doméstico. Recuérdese que el turismo supone el 14,3 por 100 del PIB español y que la caída del turismo internacional puede suponer hasta 3,3 puntos porcentuales de nuestro PIB, siempre según las fuentes citadas.

En su informe España post COVID-19, de la resiliencia a la reinvención del pasado verano, la consultora mencionada estimaba que la caída en el canal HORECA será ligeramente inferior al 45 por 100 , mientras que en el Ocio, se llegará al 60 por 100.

 Sin embargo las industrias ligadas a las ciencias de la vida y la salud seguirán experimentando crecimientos espectaculares, sobre todo aquellas ligadas a las vacunas y tratamientos anti COVID-19.

Por otra parte, el comercio electrónico mantendrá su tendencia de crecimiento. Así, por ejemplo, según reporta CNBC con datos referidos a EEUU,  la venta en tiendas físicas durante el pasado Black Friday descendió un 52 por 100 respecto del 2019. Sin embargo, según Adobe Analytics, la venta on-line creció un 21,6 por 100 alcanzando un récord de ventas, USD 9.000 millones,  que fue batido el lunes siguiente, Ciber Monday, con unas cifras cercanas a USD 11.000 millones.

Adelántante al Black Friday con las mejores ofertas de PcComponentes

Teniendo en cuenta el sector económico en que se mueve cada empresa, las estrategias serán diferentes. Sin embargo, vislumbramos una serie de factores comunes a todos ellos. Veámoslos.

  1. Agilidad: es decir, la capacidad de responder rápidamente a los cambios del mercado, manejando, además, interrupciones externas inesperadas de manera rentable. Recuérdese cuán diferentes han sido las respuestas de empresas pertenecientes al mismo sector durante los primeros meses de la pandemia: mientras algunas empresas reaccionaban rápidamente adaptándose a las nuevas circunstancias, otras tardaban, amplificando así el impacto de la pandemia en sus cuentas de resultados.
  • Adaptabilidad: es la capacidad de ajustar el diseño del negocio para hacer frente a los cambios estructurales de los mercados, reflejando las variaciones en estrategias, tecnologías y productos. Tan importante como la agilidad (adaptación a los cambios a corto plazo) es la adaptabilidad o adaptación a los cambios a largo plazo para sobrevivir en un entorno VUCA.
  • Alineación: capacidad de las empresas para armonizar los intereses de sus partners, clientes y proveedores, con los suyos, incentivando los cambios necesarios en otras organizaciones para mejorar la respuesta al cliente. 

Estas tres características constituyen el concepto de empresas Triple A que popularizó el profesor Hau L. Lee en el  artículo titulado “The triple-A Supply Chain” que se publicó en el número de octubre de 2004 de la revista Harvard Business Review. Años después, vuelven a la palestra con la fuerza de su simplicidad y la potencia de los conceptos que las soportan.

Impregnar los planes de negocio tácticos y estratégicos así como los presupuestos, expresión cuantitativa de éstos, con los tres conceptos expuestos, resultará crítico para la supervivencia de muchas empresas y el éxito de otras tantas.     

La pandemia ha cambiado las reglas y pocas cosas volverán a ser lo que eran. Como decía el poeta, “Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, pero… aquellas que aprendieron nuestros nombres…. ésas… ¡no volverán!”

PD: Aquellos que quieran profundizar sobre el concepto de empresas triple A tienen a su disposición un artículo corto publicado en el número de marzo de 2017 de la revista Materials Management Review por el Dr. Pankaj M. Madhani titulado AGILE, ADAPTABLE, AND ALIGNED SUPPLY CHAIN: ENHANCING COMPETITIVE ADVANTAGES disponible en https://www.researchgate.net/publication/335489891_Agile_Adaptable_and_Aligned_Supply_Chain_Enhancing_Competitive_Advantages/link/5d68c189299bf1d59944b197/download

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Razones para la esperanza

22 octubre, 2020 Juan José Montiel HAZ UN COMENTARIO

En Sin categoría

Puede parecer difícil titular así un artículo de prensa en las circunstancias actuales. Con el COVID-19 campando de nuevo por nuestras ciudades, Madrid y otras localidades españolas confinadas, la restauración condenada a muerte, el comercio minorista agonizando y la venta de automóviles, entre otros sectores, desplomada.

En este último sector, la matriculación acumulada en los últimos 12 meses ha pasado de 1.494.565 en octubre de 2019 a 1.069.730 a finales del pasado septiembre con una caída del 28,4 por 100.

Los indicadores macroeconómicos son igualmente pesimistas con un PIB en caída libre (18,5 por 100 en el segundo semestre y una estimación del gobierno en torno al 11,2 por 100 a finales de año), el déficit en torno al 11,3 por 100 , una caída del consumo en torno al 12,6 por 100 y los niveles de paro previstos por encima del 20 por 100 a finales de este año.

Con este cuadro macroeconómico sumado a la incertidumbre política, los ataques al modelo constitucional y las tensiones independentistas, parece temerario o irresponsable mostrar signos de esperanza.

Y sin embargo, toca hoy hacer una llamada enérgica a esa esperanza.

Una llamada basada en los cimientos sólidos de la sociedad española

España, a lo largo de su historia, ha pasado por vicisitudes y momentos críticos, pero siempre ha sabido superarse y salir adelante. Nunca como ahora los españoles hemos disfrutado de estándares de vida tan altos, nunca como ahora hemos disfrutado de tantos recursos para que nuestros hijos accedan a formación de calidad. Por mucho que algunos se empeñen en denostarlo, el sistema de sanidad pública española ha demostrado y sigue demostrando su fortaleza durante la todavía amenazante pandemia.

Estoy convencido de que, desde el reconocimiento de la gravedad de la situación actual, la sociedad española luchará para recuperar los niveles de prosperidad y la calidad de vida que disfrutábamos hace solo unos meses.    

Trasladando este análisis al entorno logístico donde nos movemos en este blog, el análisis sectorial, con sus luces y sombras, también invita a un optimismo razonable.

Siempre me ha fascinado el carácter transversal de la logística como actividad que refleja el estado de la sociedad y la economía españolas. Las perspectivas a corto plazo no son buenas pero es cierto que, en términos generales, tenemos una cadena de suministro potente y sólida como también se ha demostrado durante estos meses pasados.

Instituciones sanitarias, educativas y empresas han aprendido, han mejorado sus procedimientos de trabajo, han incorporado tecnologías, medios de protección adecuados y concienciado a las personas para desempeñar sus funciones de manera segura. Definitivamente, estamos mejor pertrechados para afrontar esta segunda ola de la pandemia.  

Cuando visito centros logísticos, constato cómo han cambiado los espacios de trabajo. En oficinas, mamparas, purificadores de aire, distanciamiento, geles y mascarillas están presentes, prácticamente, en el 100 por 100 de los casos. En almacenes y centros de distribución, la cartelería refuerza el mensaje. Comedores, vestuarios, servicios y otras zonas comunes han sido adaptados para proteger a los trabajadores.

Coronavirus en Valencia: balance de muertes, altas y contagios con datos de  hoy
El president de la Generalitat y la consellera de Sanitat visitan el almacén de material sanitario.

La gestión del riesgo se ha impuesto y las empresas cuentan con planes de contingencia ante la posibilidad de contagios. La organización de equipos de trabajo autónomos y suficientes es ya una práctica común para limitar la interacción en plantillas grandes. Los descansos en los turnos se escalonan y espacian para evitar aglomeraciones en las zonas comunes.

A pesar de la incertidumbre y de las malas perspectivas para el corto plazo, me encuentro con empresarios y directivos que son conscientes de que el primer activo de sus empresas es el factor humano e invierten en su formación y protección. Eso que, con frecuencia, a muchos parecía un eslogan huero y vacío, se ha tornado en una realidad palpable.

Proteger adecuadamente a tu plantilla, dotarla de los medios necesarios para desempeñar sus tareas de manera segura y eficiente es, ahora más que nunca, una realidad, una necesidad en el día a día de la empresa.

Evidentemente, todavía quedarán excepciones que, por un malentendido sentido de la rentabilidad a corto plazo, no están dedicando recursos, más allá del mínimo legal, para proteger a sus trabajadores adecuando instalaciones, proporcionando EPI, formándoles, adaptando puestos, turnos y procedimientos de trabajo a las circunstancias actuales. Estas excepciones deben saber que este no es el camino y que ponen en grave riesgo la continuidad de sus actividades empresariales.  

En resumen, se ha hecho mucho pero queda mucho por hacer para salir de la situación en que nos encontramos. Revisemos nuestras cadenas de suministro, invirtamos en tecnologías, invirtamos en nuestras personas. Tenemos recursos, tenemos el conocimiento, tenemos la tecnología y, sobre todo, tenemos la voluntad de salir adelante todos juntos. ¿O no?   

culturaencasa: De los colores del tiempo de Fernando Fernán Gómez al sonido  más desgarrado de la “reina del jazz"

Llegados a este punto recuerdo ese gran discurso (poco más de un minuto) del gran Fernando Fernán Gómez, el maestro Don Gregorio, en la película “La lengua de las mariposas”, que no me resisto a compartir con ustedes, amables lectores: “En el otoño de mi vida, yo debería ser un escéptico. Y en cierto modo lo soy. El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de algo estoy seguro: si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro”. Nuestros padres lo consiguieron para nosotros. Preservémoslo para nuestros hijos.

Un abrazo y hasta el próximo, D.M. Cuídense.

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El futuro que nos viene

27 julio, 2020 Juan José Montiel 1 COMENTARIO

En Sin categoría

El pasado 21 de junio acabó el confinamiento en toda España y, a partir de ahí, comenzó una etapa diferente, caracterizada, según muchos expertos, por la presencia más o menos activa del COVID-19 en nuestras vidas.

Seguiremos conviviendo con el virus dichoso y esto condicionará, de manera decisiva,  nuestras vidas en todos los aspectos. Desde las relaciones interpersonales a la actividad económica nacional pasando por los hábitos de compra y ocio personales.

Se ha hablado mucho de la logística durante estos días difíciles. El pasado 20 de Julio, nuestro director, Ricardo J. Hernández, rendía homenaje emocionado a todos los héroes que, desde la logística y el transporte, han mantenido viva la cadena de suministro incluso en los días más aciagos. No puedo sino unirme y hacer mías sus líneas de sincero homenaje.

Toca ahora enfrentarse a una situación nueva, caracterizada por dos factores fundamentales: el temor a nuevos rebrotes y la cautela sobre la marcha de la economía.  La UE, en lo que ya se ha llamado el nuevo Plan Marshal, acaba de aprobar un ambicioso plan por valor de 750.000 millones de euros en préstamos y ayudas directas para favorecer la recuperación económica de sus estados miembros, de los que 140.000 millones corresponden a España.

Nada de esto servirá si nuestros líderes no definen un conjunto de planes coherentes, lo que ahora llaman una hoja de ruta, que devuelva la economía global y la española, claro, a los niveles de prosperidad y riqueza anteriores a la pandemia.

Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la cadena de suministro, actividad transversal que penetra toda la economía nacional y que, por fin, ha sido reconocido por la sociedad como un sector estratégico.

¿A qué desafíos logísticos nos enfrentaremos en los próximos meses?

En primer lugar, debemos proteger a nuestros equipos, que han demostrado su gran talla humana y profesional, no bajando la guardia, manteniendo absolutamente todas las medidas de desinfección, protección y distanciamiento social en nuestros almacenes y vehículos de reparto y transporte.

Es cierto y lo afirmo en primera persona, que trabajar en un almacén con la mascarilla puesta, en pleno verano, supone un esfuerzo físico adicional importante; pero no podemos, no debemos, permitirnos la más mínima relajación en las medidas de protección porque el enemigo invisible nos ronda. Hace unos pocos días he vivido la tensión que se respiraba en el almacén de un cliente cuando un operario se tuvo que someter a un test PCR porque se encontraba mal. Las horas que transcurrieron hasta tener los resultados fueron de mucha tensión.

Sin embargo,  puedo asegurarles, queridos lectores, que la reacción de todo el personal de la empresa fue ejemplar: la dirección transmitiendo confianza en las medidas de protección adoptadas y preparando la puesta en marcha de los planes de back-up previamente establecidos.  El personal, con la preocupación lógica, mantuvo la operación en los estándares de eficiencia habituales. Finalmente, cuando supimos que todo había sido una falsa alarma, hubo alegría, en primer lugar, por el compañero afectado y, en segundo, por todos los que forman la empresa, sus familias  y los que, desde fuera, trabajamos con ellos. Les aseguro que, desde entonces, nadie, absolutamente nadie,  cuestiona la mascarilla, el uso frecuente del gel desinfectante y la distancia.

En segundo lugar, percibo el sentimiento que prevalece en el sector como una extraña mezcla de alivio, incertidumbre y cautela.  

Alivio, porque parece que lo peor ha pasado ya. Incertidumbre, porque la recuperación no será lineal. Durante los próximos meses sufriremos avances y retrocesos en la situación sanitaria con los consiguientes vaivenes en la economía. Y, por último, cautela, porque el horizonte que tenemos por delante, a pesar de la lluvia de millones que se anuncian a bombo y platillo, está plagado de nubarrones. ¿Cómo utilizarán nuestros gobernantes esos miles de millones?

¿Mejoras en las infraestructuras ferroviarias, en las carreteras y en el sector portuario? ¿Medidas de apoyo y estímulo, que no subvenciones ni subidas de impuestos, a los sectores más castigados por la pandemia?  El transporte por carretera anunciaba, hace unos días,  una caída de actividad entre el 20 y el 30 por 100. Puertos del Estado registró una caída de actividad del 25 por 100 en mayo. La venta minorista con muchas pequeñas y medianas empresas al borde del cierre. El sector HORECA con niveles mínimos de actividad, muchos autónomos con caídas de actividad superior al 50 por 100.

Este es el panorama que hemos de afrontar los logísticos en particular y la ciudadanía en general.

Sin embargo, en medio de tantos nubarrones amenazadores, surgen noticias esperanzadoras.  Día anuncia la construcción de una nueva plataforma logística en Toledo con una inversión cercana a 50 millones de euros.  El comercio electrónico se acercó a los 50.000 millones de euros en 2019 y ha seguido creciendo durante el confinamiento. Se anuncia la aprobación definitiva de Madrid Norte que generará una importantísima actividad económica en Madrid y su área de influencia.

A otra escala, compruebo con satisfacción que muchos de mis clientes siguen apostando, con prudencia, por la inversión en infraestructuras, nuevas y más modernas naves,  y tecnologías que mejoran la eficiencia de las operaciones.  

Hay un tejido empresarial muy dinámico que, aún en medio de un entorno turbulento e incierto como el actual,  apuesta decididamente por el futuro e invierte en personas, tecnología e infraestructuras. Y a ninguno he visto mendigando subvenciones. Sí piden que les dejen trabajar, gestionar sus negocios y empresas con  una carga fiscal justa y un entorno regulatorio razonable.

¿Creen ustedes que les llegará algo de esos 140.000 millones?

Les espero, D.M. a la vuelta del verano. ¡Felices vacaciones!  

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Y ahora, ¿qué?

11 junio, 2020 Juan José Montiel 2 COMENTARIOS

En Sin categoría

Cuando parece que la pandemia comienza a remitir, esta es la gran pregunta que nos hacemos todos: “Y ahora, ¿qué?”. Para responder a esta pregunta se han realizado sesudos análisis de las circunstancias sanitarias, sociológicas y económicas en que se encuentran los diversos países, regiones y ciudades.  Se han manejado diferentes hipótesis y escenarios que permiten alcanzar conclusiones dispares. Todas coinciden, sin embargo, en el gran impacto que esta pandemia ha causado en muchos órdenes de la sociedad. Ha cambiado nuestras prioridades vitales,  la manera de relacionarnos, la forma de trabajar, los hábitos de vida y, consecuentemente, los de compra.

Hemos visto atónitos cómo los gobiernos de los países de nuestro entorno reaccionaban de manera muy diversa e incluso contradictoria con resultados muy distintos. Confinamiento sí, confinamiento no. Restricción de los derechos civiles sí, restricción de los derechos civiles no.

La economía ha sufrido un durísimo embate producto del confinamiento generalizado y la interrupción del comercio. Sectores enteros han visto paralizada su actividad durante semanas con resultados fatales para muchas empresas  y otros, sin embargo, han vivido un auge extraordinario como el comercio electrónico relacionado con la alimentación, la salud y el cuidado personal.

La logística, como actividad  transversal, es un buen termómetro de la salud económica de una comunidad. Hace pocos días, este mismo medio, Cuadernos de Logística, se hacía eco de los últimos datos publicados por UNO, la patronal de la logística y el transporte. Según esta organización, desde el comienzo de la pandemia, 135.000 puestos de trabajo del sector han pasado a situación de ERTE y se han perdido 40.000 empleos. El final del desconfinamiento reactivará la economía y esto tendrá un efecto positivo a corto plazo en la actividad logística, pero los problemas estructurales seguirán sin ser resueltos.

Y ahora ¿qué?

La situación económica y social de España es muy preocupante. Con una deuda pública desbocada, unas políticas económicas de resultados muy inciertos y una sociedad con un grado creciente de crispación, la cosa pinta mal. No es cierto que, como el discurso buenista políticamente correcto nos cuenta, salgamos más fuertes. Salimos de esta con más de 40.000 personas, familiares, amigos, que han fallecido víctimas de la pandemia. Los aplausos bienintencionados no pueden ni deben enmascarar el sufrimiento de muchas familias, de muchas personas que han perdido a sus seres queridos durante estas semanas de lucha. Salimos con un país fracturado y debilitado en el que las instituciones parecen dar la espalda a las necesidades reales de los ciudadanos y siguen enfrascadas en proyectos de ingeniería social, política y económica que se alejan, cada vez más, de los ideales de reconstrucción nacional y reconciliación del régimen del 78.

La respuesta a la pregunta que titula este post, es clara: Ahora y mañana y pasado mañana será lo que los españoles queramos que sea. Si optamos por la división y el enfrentamiento,  la estigmatización de la empresa, la persecución a propiedad privada, el uso partidista de las instituciones y la ley,  la exclusión del mérito y el esfuerzo como referentes sociales, tendremos muy difícil salir de esta con bien y las consecuencias serán catastróficas en todos los órdenes. Si, por el contrario, optamos por afrontar el bache, mejor dicho, este inmenso socavón en el que nos han precipitado, desde la cohesión, el esfuerzo, el sacrificio y la ilusión por un futuro común en el que todos, desde nuestras respectivas responsabilidades, trabajemos duro por un mañana mejor para nuestros hijos, saldremos adelante y dejaremos atrás esta pesadilla.  

El desafío es impresionante y solo una sociedad adulta y consciente de la dificultad del camino que queda por recorrer, sabrá salir adelante. Por nuestros hijos, por su futuro, merece la pena intentarlo.

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La supply chain de mi barrio en tiempos del COVID-19

29 abril, 2020 Juan José Montiel 5 COMENTARIOS

En Sin categoría

Mucho se ha hablado en estos días del comportamiento de las cadenas de suministro globales, de cómo han respondido los grandes sectores de la economía nacional, la gran distribución, de cómo están sufriendo algunos sectores específicos como el automóvil, el canal HORECA, el turismo y las actividades de ocio, o la oportunidad que está teniendo la alimentación on-line para aprovisionar los hogares de muchas personas con problemas de movilidad o que, directamente, no deseaban exponerse a la amenaza exterior.

Otro tema habitual de discusión ha sido y será, durante mucho tiempo, el análisis de los escenarios post-COVID19 y los cambios de hábitos que la huella de esta experiencia vital dejará en muchos de nosotros.

Por primera vez desde las grandes guerras mundiales, la opulenta sociedad del llamado primer mundo, endiosada y pagada de sí misma, se está enfrentando a una tragedia a escala global causada por un enemigo invisible e inaprensible que está diezmando muchas familias y socavando los cimientos de nuestra sociedad.

Queda para virólogos, epidemiólogos, médicos, sociólogos, economistas, politólogos e historiadores, entre otros,  el análisis de esta pandemia, cómo afectó a las personas, la sociedad, la economía, cómo cambió nuestros hábitos y nuestras costumbres.

Sin embargo, hoy quiero poner los pies en el suelo y compartir con ustedes, lectores, algo más próximo que ha sido para mí, como persona y como profesional de la logística,  una experiencia muy muy enriquecedora.

Dejemos los análisis sesudos, las cadenas de suministro globales y vayamos a algo mucho más nuestro, mucho más próximo. Vayamos, como anuncian los titulares, a analizar la cadena de suministro de nuestro barrio. 

El autor haciendo cola para acceder a un supermercado el pasado 11 de abril

Mientras que muchos negocios de bienes y servicios (llamados) no esenciales se veían obligados a echar la persiana, los pequeños y medianos establecimientos ligados a la alimentación y protagonistas absolutos en muchos de nuestro barrios, se enfrentaban a una situación nunca vista antes.

Por un lado, sobre todo en los primeros días, una clientela despavorida haciendo acopio, desmedido en algunos casos, de bienes de primera necesidad como alimentación, higiene o limpieza.

Por otro, unos mayoristas haciendo esfuerzos ímprobos por suministrar a esa pléyade de pequeños establecimientos de alimentación y supermercados, sus clientes tradicionales, alargando las rutas de reparto con sus pequeños camiones y furgonetas atiborrados de género e intentando suministrar de todo a todos para que ninguno se quedara desabastecido, sonriendo y pidiendo perdón cuando no podían servir todo el pedido.

Estirando todos sus jornadas laborales, trabajando a destajo para que, a primera hora de la mañana sus establecimientos tuvieran los lineales llenos, que no faltara el pescado fresco, la carne, las verduras, la fruta y, por supuesto, ¡el papel higiénico! 

Estos esforzados profesionales que han velado por nosotros, porque a nuestros hijos y a nuestros padres ya ancianos no les faltara lo fundamental en el “frigo” de casa, se merecen nuestro reconocimiento y agradecimiento. Vaya para ellos desde aquí, un emocionado ¡gracias!

Gracias a Marisa porque en casa no ha faltado nunca el pan recién hecho (en realidad compra para varios días y al “frigo”)  ni su alegría. Gracias a Pedro, mi charcutero, y a su señora  por su paciencia para atendernos a todos los que formamos disciplinada cola. Gracias a Mario, el carnicero, un chico educadísimo, siempre con la sonrisa a flor de piel.  Gracias a Andrés y señora, que nos proveen de pollo, huevos y croquetas.

Gracias al personal del super del barrio cuyo responsable, José Manuel, me confesaba un día que estaba al borde de la extenuación con jornadas de 12 y 14 horas y cuyo personal siempre ha tenido los lineales bien abastecidos.

Y gracias a Antonio, en Huelva,  que, desde su tienda y a cualquier hora del día, surte a domicilio a mis padres, ya mayores, de artículos de alimentación y primera necesidad.

A buen seguro, muchos de ustedes, lectores, se habrán sentido identificados en estas líneas.

Pues eso, gracias a todos los profesionales, personificados en estas personas concretas, que nos están ayudando a capear el temporal y a esperar que esta maldita plaga pase de largo y se desvanezca.

No quisiera terminar sin enviar mi sentido pésame a todos aquellos que, en estos días aciagos,  han perdido un familiar.

A todos, ¡gracias!

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Sin alarmismos, demagogias ni falsos catastrofismos

12 marzo, 2020 Juan José Montiel 4 COMENTARIOS

En Sin categoría

En estos momentos de tumulto, nervios y ruido, mucho ruido, a cuenta del dichoso coronavirus, se echan de menos los análisis rigurosos, sin alarmismos, demagogias ni falsos catastrofismos que aporten soluciones efectivas y concretas.

No tengo conocimientos médicos, de manera que espero firmemente que las autoridades competentes estén a la altura de las circunstancias.

Me limitaré aquí a realizar un rápido análisis de cómo ha afectado esta situación a la cadena de suministro.

Hace unos meses, los análisis del sector se centraban en el impacto que tendría un Brexit desordenado en la Cadena de Suministros y en la economía europea y, por extensión, en la economía mundial. Parecía que el caos estaba a la vuelta de la esquina, se formarían colas interminables de camiones en los puertos de la costa francesa y Gran Bretaña sufriría escasez de todo tipo de productos, principalmente alimentos. Parece que el sentido común se impuso y, tras muchas negociaciones y algunas interferencias trasatlánticas, se podrá llegar a un acuerdo razonable para ambas partes.

En años anteriores, las cadenas de suministro debieron enfrentarse a la amenaza del terrorismo global y a una situación geopolítica inestable en la que instalaciones clave, vías de comunicación y medios de transporte, se mostraron vulnerables frente a unas nuevas reglas de confrontación en las que el enfrentamiento clásico entre Estados se vio sustituido por un enemigo que utilizaba las armas y los medios de la sociedad a la que decía odiar para golpearla de manera sangrienta e indiscriminada.

Sin embargo, la crisis actual presenta matices nuevos. Una economía esencialmente globalizada basada en flujos constantes y muy numerosos de personas, mercancías, información y dinero junto con una alerta, probablemente tardía, han posibilitado la rápida expansión de la enfermedad, a buen seguro, por todo el planeta.

La realidad, una vez más, ha desbordado la capacidad de reacción de gobiernos y organizaciones.

Tres posibles escenarios  

En un muy reciente análisis, la prestigiosa consultora McKinsey evalúa tres potenciales escenarios en función de la gravedad de la enfermedad y de la capacidad de la comunidad internacional para actuar coordinada y eficazmente y aislar, frenar y resolver la epidemia. Así, el PIB mundial puede perder entre 1 y 2,5 puntos porcentuales. En el mejor de los casos, la actividad económica toma un perfil en V y se recupera a finales de este primer trimestre. En el peor de los casos, la V se torna en U y la recesión se alarga hasta el tercer trimestre.

Medidas muy concretas, llenas de sentido común, ayudarán a las empresas a minimizar el impacto de esta situación. En el corto plazo, se trata de entender cual es nuestra exposición al riesgo de interrupción de nuestra cadena de suministro. Es decir, identificar componentes y productos clave, de qué inventarios disponemos, cuáles son los proveedores estratégicos y en qué situación se encuentran. En función de lo que concluyamos,  hemos de actuar para adelantarnos a las interrupciones más críticas mediante la identificación de nuevos proveedores, aseguramiento de los medios de transporte y reducción de los plazos de entrega, utilizando, cuando sea imprescindible, incluso medios aéreos de transporte. Esta es una buena ocasión para evaluar cuál es el stock en manos del canal e intentar racionalizarlo mientras recuperamos capacidad de producción.

En el largo plazo, esperemos que esta situación fuerce a la industria a replantearse unas cadenas de suministro globales en las que proveedores, plantas de producción y mercados se encuentran separados por miles de kilómetros. Una redefinición en la que, a buen seguro, perseguiremos un equilibrio entre proveedores remotos y locales, largos plazos de entrega con menores costes y proveedores locales con mayores costes pero cercanos, más flexibles, con respuesta más rápida y con menores plazos de entrega. De esta manera, una red de proveedores en diferentes geografías permitirá minimizar riesgos asociados a desastres naturales, inestabilidad política o epidemias, entre otros. En una economía global, en la que todo está interconectado y el llamado “efecto mariposa” está más presente que nunca, seguirán surgiendo nuevas amenazas, también globales, que pondrá a prueba nuestra capacidad de adaptación, reacción y superación ante situaciones adversas. Nunca como ahora el hombre ha dispuesto de tanto conocimiento, tecnología, medios y recursos. Esperemos, también, que no haya perdido el sentido común.  

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Juan José Montiel

Juan José Montiel

Ingeniero Industrial, PDG por el IESE y CSCP por APICS, siempre he desarrollado mi carrera profesional en el ámbito de la Supply Chain, tanto en grandes multinacionales, Amazon, Procter & Gamble o Goodyear, como en empresas españolas como Ediciones SM. Cofundador de Citius Logistics y otras empresas dedicadas a prestar servicios de consultoría y logística en el apasionante sector del comercio electrónico. Tenemos el privilegio de vivir y protagonizar una época de grandes cambios económicos y sociales reinventándonos día a día y haciendo de la logística uno de los grandes valores añadidos del comercio electrónico.

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