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Sin alarmismos, demagogias ni falsos catastrofismos

Por Juan José Montiel

En estos momentos de tumulto, nervios y ruido, mucho ruido, a cuenta del dichoso coronavirus, se echan de menos los análisis rigurosos, sin alarmismos, demagogias ni falsos catastrofismos que aporten soluciones efectivas y concretas.

No tengo conocimientos médicos, de manera que espero firmemente que las autoridades competentes estén a la altura de las circunstancias.

Me limitaré aquí a realizar un rápido análisis de cómo ha afectado esta situación a la cadena de suministro.

Hace unos meses, los análisis del sector se centraban en el impacto que tendría un Brexit desordenado en la Cadena de Suministros y en la economía europea y, por extensión, en la economía mundial. Parecía que el caos estaba a la vuelta de la esquina, se formarían colas interminables de camiones en los puertos de la costa francesa y Gran Bretaña sufriría escasez de todo tipo de productos, principalmente alimentos. Parece que el sentido común se impuso y, tras muchas negociaciones y algunas interferencias trasatlánticas, se podrá llegar a un acuerdo razonable para ambas partes.

En años anteriores, las cadenas de suministro debieron enfrentarse a la amenaza del terrorismo global y a una situación geopolítica inestable en la que instalaciones clave, vías de comunicación y medios de transporte, se mostraron vulnerables frente a unas nuevas reglas de confrontación en las que el enfrentamiento clásico entre Estados se vio sustituido por un enemigo que utilizaba las armas y los medios de la sociedad a la que decía odiar para golpearla de manera sangrienta e indiscriminada.

Sin embargo, la crisis actual presenta matices nuevos. Una economía esencialmente globalizada basada en flujos constantes y muy numerosos de personas, mercancías, información y dinero junto con una alerta, probablemente tardía, han posibilitado la rápida expansión de la enfermedad, a buen seguro, por todo el planeta.

La realidad, una vez más, ha desbordado la capacidad de reacción de gobiernos y organizaciones.

Tres posibles escenarios  

En un muy reciente análisis, la prestigiosa consultora McKinsey evalúa tres potenciales escenarios en función de la gravedad de la enfermedad y de la capacidad de la comunidad internacional para actuar coordinada y eficazmente y aislar, frenar y resolver la epidemia. Así, el PIB mundial puede perder entre 1 y 2,5 puntos porcentuales. En el mejor de los casos, la actividad económica toma un perfil en V y se recupera a finales de este primer trimestre. En el peor de los casos, la V se torna en U y la recesión se alarga hasta el tercer trimestre.

Medidas muy concretas, llenas de sentido común, ayudarán a las empresas a minimizar el impacto de esta situación. En el corto plazo, se trata de entender cual es nuestra exposición al riesgo de interrupción de nuestra cadena de suministro. Es decir, identificar componentes y productos clave, de qué inventarios disponemos, cuáles son los proveedores estratégicos y en qué situación se encuentran. En función de lo que concluyamos,  hemos de actuar para adelantarnos a las interrupciones más críticas mediante la identificación de nuevos proveedores, aseguramiento de los medios de transporte y reducción de los plazos de entrega, utilizando, cuando sea imprescindible, incluso medios aéreos de transporte. Esta es una buena ocasión para evaluar cuál es el stock en manos del canal e intentar racionalizarlo mientras recuperamos capacidad de producción.

En el largo plazo, esperemos que esta situación fuerce a la industria a replantearse unas cadenas de suministro globales en las que proveedores, plantas de producción y mercados se encuentran separados por miles de kilómetros. Una redefinición en la que, a buen seguro, perseguiremos un equilibrio entre proveedores remotos y locales, largos plazos de entrega con menores costes y proveedores locales con mayores costes pero cercanos, más flexibles, con respuesta más rápida y con menores plazos de entrega. De esta manera, una red de proveedores en diferentes geografías permitirá minimizar riesgos asociados a desastres naturales, inestabilidad política o epidemias, entre otros. En una economía global, en la que todo está interconectado y el llamado “efecto mariposa” está más presente que nunca, seguirán surgiendo nuevas amenazas, también globales, que pondrá a prueba nuestra capacidad de adaptación, reacción y superación ante situaciones adversas. Nunca como ahora el hombre ha dispuesto de tanto conocimiento, tecnología, medios y recursos. Esperemos, también, que no haya perdido el sentido común.  

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Juanjo Montiel
Juanjo Montiel
29/04/2020 12:32

Efectivamente, estimado Oswal, el desafío está ahora en saber si aprenderemos y extraeremos las conclusiones necesarias para cambiar nuestros modelos de gestión o capearemos el temporal y a esperar la próxima crisis.

Me temo esto último.

Saludos, buena en Colombia y cuídense mucho.

oswal
oswal
12/03/2020 18:55

excelente articulo, estoy en Colombia, pero este tema ya es mundial, y nos afectara a todos, la importancia , como nos lo dice el articulo, es IDENTIFICAR, prepararnos y saber que hay una gran crisis, que se puede convertir en una gran oportunidad.

Juanjo Montiel
Juanjo Montiel
12/03/2020 16:41

Hola Juan Manuel,
Gracias por tu comentario. Creo que la clave está en encontrar el equilibrio en costes, servicio, calidad, plazos de entrega y riesgos entre el suministro desde geografías remotas y desde proveedores cercanos. Grandes multinacionales, véase Inditex, han desarrollado estrategias mixtas que están dando un buen resultado.

Juan Manuel
Juan Manuel
12/03/2020 10:31

Magnífica reflexión.
Estoy muy de acuerdo con que las cadenas de suministro tienen que acortarse.

Saludos

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