Todos confinados en nuestras casas a raíz de la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, sube la demanda doméstica de electricidad, pero baja de forma estrepitosa el consumo eléctrico derivado de la industria, principalmente, y del resto de los sectores productivos, en general.
Crisis y electricidad. Convertir el problema en una oportunidad
Con la caída de la demanda eléctrica se ha incrementado la participación de las renovables en el sistema eléctrico y eso tiene como primera consecuencia económica un abaratamiento del precio de la electricidad. Ante la previsión que esta situación se prolongue, se prevé también que afectará al precio del mercado mayorista, que se puede situar por debajo de los costes de producción de las instalaciones renovables cuya pérdida de rentabilidad provocará un repunte del déficit tarifario. Todo ello puede provocar un frenazo en las inversiones en energías renovables.