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Electricidad y COVID 19. Aprender de las dificultades

Todos confinados en nuestras casas a raíz de la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, sube la demanda doméstica de electricidad, pero baja de forma estrepitosa el consumo eléctrico derivado de la industria, principalmente, y del resto de los sectores productivos, en general.

Crisis y electricidad. Convertir el problema en una oportunidad

Con la caída de la demanda eléctrica se ha incrementado la participación de las renovables en el sistema eléctrico y eso tiene como primera consecuencia económica un abaratamiento del precio de la electricidad.  Ante la previsión que esta situación se prolongue, se prevé también que afectará al precio del mercado mayorista, que se puede situar por debajo de los costes de producción de las instalaciones renovables cuya pérdida de rentabilidad provocará un repunte del déficit tarifario. Todo ello puede provocar un frenazo en las inversiones en energías renovables.

Ante una posible pérdida de valor de los activos energéticos, hay que pensar en que no todas las situaciones son desfavorables y no cometer el clásico error de actuar por efectos a corto plazo y pensar más en los modelos que necesitamos a largo plazo, y que están muy por encima de una situación coyuntural por grande que sea como esta pandemia.

La electricidad es más indispensable que nunca

No perdamos de vista lo que la enorme interrupción causada por la crisis del Coronavirus ha puesto de relieve de manera descarnada: las sociedades modernas dependen de la electricidad de manera indispensable. Millones de personas están confinadas en sus hogares, recurriendo al teletrabajo para realizar sus actividades, sitios de comercio electrónico para hacer sus compras, y plataformas de streaming de vídeo para encontrar entretenimiento. Un suministro eléctrico fiable sustenta todos estos servicios, así como la alimentación de los dispositivos que la mayoría de nosotros damos por sentado, como frigoríficos, lavadoras y bombillas.

En muchos países, la electricidad es fundamental para el funcionamiento de los ventiladores y otros equipos médicos en los hospitales que tratan al creciente número de personas enfermas. En una situación tan inquietante y en rápida evolución, la electricidad también asegura la comunicación oportuna de información importante entre los gobiernos y los ciudadanos, y entre los médicos y los pacientes.

La electricidad tiene un rol indispensable, por ejemplo dotando de energía a quirófanos y UCIs en los hospitales para su buen funcionamiento.
La crisis del Coronavirus nos recuerda el papel indispensable de la electricidad en nuestras vidas. También se proporciona una visión de cómo ese papel se establece para expandir y evolucionar en los próximos años y décadas.

Energía limpia para recuperar el pulso económico

Tal como apunta la AIE (Asociación Internacional de la Energía), la pandemia del Coronavirus ha causado una crisis global sin precedentes, y hacer frente a la emergencia de salud pública es la prioridad inmediata. A medida que los gobiernos respondan a las repercusiones económicas de las perturbaciones causadas por el virus, no deben perder de vista un gran desafío de nuestro tiempo: las transiciones hacia las energías limpias.

Los gobiernos están elaborando planes de estímulo en un esfuerzo para contrarrestar el daño económico de la crisis. Estos paquetes de estímulo ofrecen una excelente oportunidad para asegurar que la tarea esencial de la construcción de un futuro energético seguro y sostenible no se pierda en medio de la lluvia de las prioridades inmediatas.

La inversión a gran escala para impulsar el desarrollo, despliegue e integración de tecnologías de energías limpias, como la solar, eólica, hidrógeno, baterías y captura de carbono (CCUS), debe ser una parte central de los planes de los gobiernos porque traerá el doble beneficio de estimular las economías y acelerar las transiciones de energía limpia.

La inversión en energías renovables es fundamental en un futuro energético sostenible.
El progreso que se consigue con la inversión en renovables en la transformación de la infraestructura energética de los países no va a ser coyuntural, sino estructural.

Energía limpia ajustada a nuevos tiempos

La pérdida de rentabilidad que puede afectar en esta coyuntura de crisis a las energías renovables afectará sin duda a las grandes instalaciones conectadas a la red, que mueven importantes inversiones de capital con amortizaciones a largo plazo, pero no a las pequeñas instalaciones de autoconsumo utilizadas para satisfacer la demanda.

Como consecuencia, no se pueden gestionar las energías renovables como se ha gestionado mayoritariamente hasta ahora, con tan baja participación del autoconsumo y con una participación que sobrepasa el 90 % de renovables a gran escala.

En cumplimiento de las intenciones del PNIEC 2021- 2030, que pretende llegar en diez años al millón de instalaciones de autoconsumo en España, por razones tanto económicas como medioambientales más que justificadas, hará falta impulsar la generación distribuida a pequeña escala. Ese debe ser el modelo, no podemos cometer el error de abandonar.

La AIE marca la hoja de ruta: según los expertos de la Agencia Internacional de la Energía, las fluctuaciones y bajadas de la demanda energética, cada vez menos predecible, obliga a aumentar los recursos energéticos disponibles y afrontar una gran inversión en redes alimentadas por fuentes renovables, más flexibles y descentralizadas.

Acelerar las “tres D”: digitalización, descentralización, descarbonización

En los últimos años no nos hemos cansado de hablar de las 3D de la energía (Digitalización, Descentralización y Descarbonización), como ya he comentado en anteriores artículos, el llamado “GRID Edge”.

Nuestro futuro pasa por la rapidez en que activemos un sistema compuesto por la combinación de energías renovables, distribuidas a través de la digitalización de sistemas inteligentes que agreguen la demanda a través de las Virtual Power Plants (VVP); todos los recursos energéticos distribuidos como pequeños equipos de producción fotovoltaica, baterías domésticas y baterías de coches eléctricos, que puedan intercambiar su carga eléctrica con la red a través de la tecnología V2G, también comentada en anteriores artículos, además de otro tipo de innovaciones y nuevos recursos.  

El futuro tras el COVID-19 deberá tener a la electricidad más presente que nunca.
El COVID-19 nos obliga a repensar como queremos crear un futuro más inteligente, donde la electricidad estará más presente que nunca.

“Como me despido siempre. A todos los que todo esto os interesa, os espero en mis próximos artículos”. ¡Hasta pronto!  

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Enrique Pastor
Enrique Pastor
09/05/2020 11:53

Hola Juanjo, muy interesante el artículo con muchas cosas interesantes que deberían interesar a todo el colectivo de instaladores, sobre todo las famosas 3D: Digitalización, Descentralización y Descarbonización. Sin duda por ahí va el presente y el futuro de la energía. Te dejo un link a una entrada que hice hace unos días en mi blog en pruebas… Un abrazo: https://comunidad.iebschool.com/kikepastor/2020/05/03/el-nuevo-aliado-del-instalador-electricista-el-marketing-digital/

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