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El cambio climático ya es pasado

No hay duda. Estamos en emergencia climática. El pasado 5 de Junio fue el Día Mundial del Medio Ambiente. Cada año adquirimos mayor conciencia, pero no es suficiente: hemos pasado del cambio climático a emergencia climática.

Mucho se habla de sostenibilidad, pero parece que avanzamos un paso y retrocedemos dos. Lo que hacemos hasta ahora no es suficiente. Los números lo demuestran:

  • 7 millones de personas mueren prematuramente al año por contaminación, más de la mitad en regiones de Asia y el Pacífico. Delhi, Kabul o Ulán Bator son las urbes más afectadas.
  • El 92 % de la población mundial respira aire inseguro.
  • 3.000 millones de personas aún utilizan combustibles sólidos y chimeneas para cocinar, calentarse e iluminar. Si no se ventila bien, el humo puede producir concentraciones de partículas contaminantes 100 veces por encima de lo aceptable.
  • 400.000 muertes se atribuyen a las emisiones de CO2, producidas solo por el sector transporte.
  • El 40 % de los residuos mundiales se quema al aire libre. La incineración a cielo abierto se practica en 166 de 193 países.
  • 82 son los países, de un total de 193 que tienen incentivos para promover la inversión en energías “verdes”.
  • Industria, transporte, agricultura y residuos. Estas son las principales fuentes de contaminación del aire causadas por la actividad humana. Utilizar el transporte público, reducir el consumo de carne y lácteos para disminuir emisiones de metano, reciclar y ahorrar energía son algunas de las acciones cotidianas que ayudan a controlar las emisiones de gases efecto invernadero (GEI)
  • 45 billones de euros destina la economía global a asistencia social por culpa de la contaminación.  Causa de enfermedades como cáncer de pulmón, asma, accidentes cerebrovasculares, patologías cardíacas y demencia.
  • España tiene problemas con el dióxido de nitrógeno (NO2) generado por los vehículos diésel, las partículas PM10 del tráfico, las calefacciones, la industria y la construcción; y el ozono (O3), que se desplaza largas distancias.
  • 5 % menos de contaminación tienen las ciudades que monitorean sus niveles.

Con estos datos está bien claro que la decisión más inteligente es invertir en mejorar el planeta y que cada uno de nosotros pase de los propósitos a los hechos.

Del concepto de cambio climático hemos pasado a emergencia climática.

Nunca, en ningún momento de la historia, la Tierra había logrado acumular tantos GEI como hoy en día; según datos del observatorio de Izaña en Tenerife, la concentración de CO2 en la atmosfera alcanzó la segunda semana de mayo más de 415 partes por millón (ppm). Hay que retroceder tres millones de años para encontrar una concentración así, según datos del Ministerio de Transición Ecológica.

Una situación extremadamente grave y que vuelve a poner el foco en la importancia de establecer compromisos reales.

Un mundo plastificado

Como sabemos, el plástico es un derivado del petróleo relativamente moderno, lleva pocas décadas con nosotros. Cambió nuestras vidas en miles de utilidades, pero ahora nos presenta una factura tremendamente elevada difícil de corregir.

La ONU, en su Informe Anual de Medio Ambiente publicado el pasado mes de marzo, pone en relieve el clamor contra el plástico y su uso excesivo. Entre muchas cifras, destacan los ocho millones de toneladas de plástico que se arrojan cada año a los océanos y mares, y que suponen el 75 % de los desechos marinos.

El empleo masivo y excesivo del plástico está generando un grave problema medioambiental.

La Unión Europea (UE) quiere poner freno al uso masivo de este material y, entre otras medidas, prohibirá en 2021 los artículos de plástico de un solo uso y los envases de poliestireno. También se verán afectados los productos de plástico oxodegradables, que se descomponen en partículas invisibles con aditivos muy difíciles de eliminar.

Aunque habrá que esperar algunos años para ver el alcance de las medidas contra el plástico, cada vez hay más empresas que como estrategia ofrecen alternativas al mismo y otras que, a través del reciclaje y la Economía Circular, aprovechan muchos residuos plásticos para fabricar otros productos como pueden ser ropa, calzado, etc.

Concretamente, para la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (AVECAL) creamos en Mentakers un documento sobre “ecoinnovación en el calzado”, donde se pueden ver las relaciones entre la economía circular con los procesos de digitalización en la producción (Industria 4.0), la eficiencia en materias primas, agua y energía (impacto sobre la “HUELLA ECOLÓGICA”) y la reducción de emisiones de carbono, impacto sobre la “HUELLA DE CARBONO”.

Ejemplo de un proyecto de ecoinnovación, Slowwalk.

Slowwalk ha sabido interpretar muy bien las tendencias y crear un producto “ecoinnovador” en todo su concepto (diseño, funcionalidad y sostenibilidad); un proceso de fabricación eficiente y siendo ejemplo de Economía Circular (Fuente propia Mentakers).

Economía circular al servicio del planeta

La economía circular ya es un asunto central: lejos quedan los años en los que eran opcionales el reciclaje y el aprovechamiento de las materias primas en los procesos productivos. España quiere estar en vanguardia y el Ministerio de Transición Ecológica está trabajando para diseñar e implementar la Estrategia Española de Economía Circular.

Cada vez más compañías se posicionan como “empresas verdes” situando la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en su ADN empresarial. Una tendencia que empezó en las grandes corporaciones y que se va extendiendo en muchas pymes.

Para aquellos que el término no les resulte muy familiar: “La economía circular es un concepto muy amplio que implica un cambio de paradigma. El reto es corregir la forma de hacer las cosas”. Ya no se trata de hacer un producto o prestar un servicio sin importar de donde vienen los materiales y donde acaban los residuos, sino de involucrar todas las etapas del proceso. Que los desechos se conviertan en materias primas para cerrar el círculo y, en lugar de dar una sola vida a las materias primas, hacerlas girar cuantas más veces mejor. Lo que cada vez es más habitual definir como “pasar de un producto que va de la cuna a la tumba, a un producto que va de la cuna a la cuna”.

En este artículo he pretendido desde una perspectiva más global contribuir a la reflexión que todos como consumidores y, a la vez, como profesionales podemos hacer contra estos hechos. Poniendo el foco en nuestro sector: desde luego que, para hacer frente a la emergencia climática, la energía, y en especial la electricidad, tiene un papel destacado y transcendente en el periodo que va de 2020 a 2030. En los próximos artículos trataremos desde una perspectiva amplia y transversal el papel de la electricidad en la economía circular, la ecoinnovación.

La energía eléctrica tiene un papel destacado en la lucha frente a la emergencia climática.

En próximos artículos, pondré en relieve algunas de las muchas buenas prácticas que las empresas de nuestra cadena de valor: compañías eléctricas, fabricantes, distribuidores y, muy especialmente, los instaladores como principales lectores de este medio, pueden llevar a cabo para contribuir a luchar contra la emergencia climática.

“A todos los que os preocupan estos datos, os espero”. ¡Hasta pronto!

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