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La Técnica del Escondite como estrategia empresarial

Por José Carlos Vicente

Una de dos. O en el sector cárnico andamos mal en materia de refranes o hay empresas que no tienen ganas de vender más.

Me explicaré mejor: Confundimos aquello de “juicios tengas y los ganes”, que se dedica a los enemigos, con “que hablen de ti aunque sea mal” que se destina a los amigos.

Viene esto a cuento de la sección que estamos desarrollando en la revista desde hace unos meses llamada ‘Nuevos Negocios’. En ella tratamos de mostrar modelos de empresa novedosos o marcas que están demostrando que incluso en sectores maduros siempre se puede innovar y pasar a ser un ejemplo de cómo hacer las cosas.

Pues bien, en los meses que lleva en funcionamiento, ya nos hemos encontrado con cuatro empresas que nos han dicho que no quieren que hablen de ellas. Ni siquiera bien. Que las cosas les van bien así y que no hay que moverlas.

Es una reacción que muestra un desconocimiento absoluto de los beneficios que aporta una buena comunicación.

Creo que conozco en mayor o menor medida una decena de sectores y no me había pasado esto nunca. Siempre puede haber alguien que viva en el pasado, ajeno a la revolución que vive actualmente la comunicación corporativa, que piensa que fabricando bien su producto es suficiente (gran error, por cierto). Pero cuatro casos en cinco meses es una ruptura total de cualquier estadística al respecto y deja muy claro que hay un gran número de empresas del sector cárnico que menosprecia las ventajas que podría obtener de gestionar adecuadamente su comunicación.

Por poner un ejemplo del sector de alimentación, nadie duda de que nuestro aceite de oliva es el mejor del mundo, y sin embargo en muchos países se habla del aceite italiano (buena parte de él comprado a nosotros) como el mejor. Eso es Marketing.

Hace años, en una feria en Alemania, visitaba a un expositor español que tenía una máquina diseñada por ellos que sin duda era la mejor en su género. Resulta que no la tenía a la vista (para que no la copiaran) y tenía que llevarte a una zona interior del stand para verla. Su orgullo era ser el mejor… y decía que, con seguridad, a su competidor alemán le daba vergüenza que él tuviese una máquina más avanzada.

Yo no sé si a la marca alemana le daba vergüenza o no, pero pude constatar que su stand siempre estaba lleno de potenciales clientes y que su marca era considerada la mejor del mercado.

De nada sirve ser el mejor si los demás no lo saben. Hay que comunicar. Incluso si vendes mucho, hay que comunicar.

Porque si no lo haces confiado en la perennidad de tus ventas actuales, alguno de los que viene por detrás, incluso con peores productos o servicios, comunicarán que son mejores y a fuerza de decirlo del modo adecuado, en los lugares idóneos y al público indicado, esa idea es la que se impondrá en el mercado y los clientes le comprarán a él.

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