Mayo: ¿cómo será la sociedad en este nuevo amanecer?

Qué sociedad nos encontraremos será, sin duda, una de las claves al volver de este paréntesis infernal y ante el espejo de una nueva realidad. Nunca volveremos a ser los mismos, porque hemos visto atropellados nuestros aspectos psicológicos, físicos, emocionales y espirituales. Como es obvio, esto producirá cambios internos en nosotros mismos, unos más conscientes y otros inconscientes.

¿Cambiarán nuestras prioridades y, sobre todo, nuestros valores de nivel? Pues deberían. Pero eso dependerá de cada uno y de su capacidad de análisis y aprendizaje adquirido.

Nos creíamos los reyes del universo, lo único importante y el centro de todo, pero esta bofetada nos ha puesto en la auténtica realidad. No era sostenible lo que hacíamos ni cómo vivíamos, así de simple. Nos creíamos intocables, superiores con tanta tecnología; nos creíamos seguros, nos pensábamos que solo teníamos derechos y queríamos recoger la cosecha sin haber sembrado antes.

Perdimos la atención y el foco en lo verdaderamente importante

Permitimos que algunos aparatos electrónicos fuesen más imprescindibles que el afecto humano y, sobre todo, nos pensábamos que esa vida que llevábamos era sana, pero en realidad nunca lo fue. Lo insostenible no puede ser normal y menos si queremos una sociedad más rica en calidad afectiva que en posesiones materiales y más rica en sostenibilidad ambiental y emocional que en falsedades y postureo.

En África hay en estos momentos una plaga compuesta de más de 80 millones de langostas que está arrasando las cosechas de varios países y que matará de hambruna a más de un millón de personas y eso es mucho mayor drama que el nuestro. Pero siempre nos parece tan lejano, ya que solo lo nuestro nos importa. El egoísmo hace también que una sociedad sea insostenible, porque la supervivencia del ser humano siempre se basó en la cooperación entre pueblos en los momentos peores.

Debemos reivindicar y reinventar una nueva sociedad con la máxima urgencia posible, donde desaparezca la mediocridad reinante y vuelva el esfuerzo, la ética y el valor real del ser humano por encima de cualquier otro interés y que nos devuelva la ilusión.

La sociedad cambiará tras la crisis del COVID-19

Una crisis global

La diferencia fundamental entre esta catástrofe y otras ya padecidas por la humanidad es que la del coronavirus es la más global de todas. Jamás afectó a tantos países ningún otro drama como este y jamás nos encontramos tan expuestos todo tipo de personas.

También será un buen termómetro esta crisis para retratar a cada uno y descubrir quiénes son los que practican la solidaridad y quiénes se empeñan en buscar ganancias personales en este río revuelto y este caos que nos azota. Ojalá empecemos en la sociedad por reconocer y agradecer a los que han puesto medios y esfuerzo para atajar este momento tan doloroso y cruel. Y a los que no han ayudado, ignorarles y despreciarles.

Basta ya de predicadores y de vivir del cuento y de la falsa imagen y más arrimar el hombro.

La suma de lo aportado por numerosas empresas, el esfuerzo y la solidaridad de muchas personas que les ha tocado estar en primera línea para ayudar a otros es de lo mejor con lo que nos podemos quedar. Hay que extraer esto como parte positiva de esta experiencia.

Si todos los países y todas las regiones hubiesen luchado a la misma vez, seguro que los resultados hubiesen sido mucho mejores. Pero una vez más la estupidez se impuso.

Es el momento de poner la parte emocional arriba del todo, después de haber sufrido pérdidas directas o indirectas o presenciar las imágenes aterradoras que nos han vuelto tan tristes y tan abatidos como seres humanos que somos.

¿Habremos sido capaces de aprender para reaccionar mejor la próxima vez?

¿Sabremos valorar lo que antes considerábamos normal y darle ahora la consideración de lujo que nunca debimos despreciar?

Sea como sea NUNCA volveremos a ser los mismos, aunque no nos demos ni cuenta.

Personas más humanas, más sensibles, más solidarias, más preparadas emocionalmente y con objetivos más saludables harán también empresas y una sociedad con todos estos ingredientes que nos ayuden a ser un poco más felices, más humildes, más serenos y reflexivos, más justos. Y, sobre todo, mucho menos egoístas, menos soberbios, menos superficiales y trasladar todo esto a los jóvenes para que puedan prevenirse de tanto postureo y falsedades y construyan un futuro más sólido, más humano, más real.

Ya que este paréntesis nos ha robado algún tiempo de vida plena, valoremos la vida.

  • El fallo de nuestra época consiste en que los humanos quieren ser importantes, pero no útiles.
  • El ruido hace poco bien, el bien hace poco ruido.
  • La mayor parte de las miserias de la humanidad han acontecido debido a las falsas estimaciones que se han hecho sobre el valor de las cosas.
  • Un saco vacío difícilmente se mantiene en pie.
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