Las empresas deben hacer autocrítica

¿Por qué cuesta tanto hacer autocrítica en la empresa?

Una de las cosas que se suele escuchar, en algunas reuniones convocadas para reflexionar en equipo, es que todos los males proceden de causas externas. Y que, por lo tanto, nada se puede hacer, al no depender de nosotros. No existe autocritica.

Esta postura resulta claramente defensiva y no nos va a ayudar mucho a mejorar. Cierto que existen factores externos en los que no podemos influir, pero siempre hay también factores internos en los que la capacidad de mejora es todavía muy elevada.

Nuestro carácter nos lleva siempre a externalizar las responsabilidades de todo aquello que no funcione como debería, a buscar culpables más que soluciones.

A veces hay que ponerse en el lado del cliente para ver con mayor claridad dónde debemos tomar medidas y proponer cambios para mejorar determinadas áreas de la empresa que influyen, y más de lo que creemos, en los resultados globales.

Siempre es un buen momento, al comenzar un nuevo año, proponerse mejorar y distanciarnos de los demás para dejar claro a nuestros clientes que estamos aquí para generarles el mayor valor posible.

Para mejorar, primero hay que reconocer aquellas áreas en las que no estamos tan finos. Para ello hace falta el valor de la humildad, que es uno de los más importantes que debe tener una pyme. El cementerio está lleno de empresas que tenían el ego muy inflamado, sobre todo, en la dirección.

Las empresas deben hacer autocrítica

No se puede tener un equipo humilde, si los máximos responsables no dan ejemplo y se creen los mejores del universo.

Necesitamos el talento y las ideas de todos, pero para eso tiene que haber una atmósfera adecuada que permita a las personas desarrollarse y adquirir nuevas responsabilidades.

Facilitadores para lograr un equipo comprometido y creativo que haga autocrítica

  1. Una dirección y líder que forme y desarrolle a su gente.
  2. Una dirección y líder que delegue nuevas responsabilidades y genere confianza a su gente, haciéndola de este modo crecer profesionalmente.
  3. Una dirección y líder que exija y escuche las opiniones de su gente.
  4. Una dirección y líder que informe de la situación del mercado, tanto a nivel global como local, y que informe de la estrategia de la empresa y sus objetivos.
  5. Una dirección y líder que transmita en el día a día los valores y la cultura de la empresa y las expectativas de futuro deseadas.
  6. Una dirección y líder que sea flexible, capaz de adaptarse a los cambios tan veloces actuales del mercado junto a su gente y no frene las iniciativas.
  7. Una dirección y líder que sea respetado y se gane la autoridad, pero que nadie tenga miedo a expresarse o a proponer mejoras.
  8. Una dirección y líder que promueva la constancia hasta conseguir los objetivos perseguidos con la máxima convicción colectiva.

Estos aspectos como mínimo. Seguro que alguno más hará posible mirarse en el espejo y ver dónde se pueden mejorar internamente las cosas para que los clientes se vayan sorprendidos gratamente por cuidar hasta el último detalle.

Si somos capaces de practicar la autocrítica interna con naturalidad y de forma constructiva, pensando en el equipo, seguro que iremos progresando. Cuando en la gestión del día a día se convierta en algo habitual, alcanzaremos la excelencia interna, que acabará proyectándose a nivel externo como siempre acaba ocurriendo. La imagen que proyectamos es consecuencia de lo que hacemos a nivel interno. Solo es cuestión de tiempo que así sea, pues el tiempo es el único juez implacable que acaba por poner o quitar a una empresa en el mercado.

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