Es el vídeo más visto en nuestro país en las últimas semanas; seguro que te suena porque se ha difundido con saña desde todos los canales de información imaginables y se ha convertido en el absoluto protagonista de las RRSS. Supera los cuatro minutos pero con las escenas lacrimógenas se nos hace más corto. https://tenemosquevernosmas.ruavieja.es/ Es un vídeo tramposillo como todos los que juegan con las emociones y nos lanzan un mandoble a los instintos más primarios con la culpa como protagonista. Esa falta que las diversas religiones han sabido modelar y explotar entre los sapiens durante siglos.
Aunque el bebedizo en cuestión es bastante indigesto y no deja un gran recuerdo en las papilas gustativas, el anuncio me ha obligado a reflexionar sobre las distancias que, en muchas ocasiones, se establecen entre el producto y el anuncio que lo publicita. En este caso kilómetros de sentido común que no creo que ayuden a mejorar sus ventas, aunque sí a prestigiar a la agencia y al creativo que lo alumbraron. Me atrevo a decir, incluso, que puede confundir a los que ya lo consumían mientras recapacitan sobre a qué y a quién dedicar el tiempo venidero aconsejados por una firma que, no hay que olvidar, vende bebidas alcohólicas.

Aunque parezca mentira el refrán “el buen paño en arca (cerrada) se vende” sigue contando con devotos
En el sector de ferretería y bricolaje todavía existen los incondicionales de un refrán tan antiguo como seductor; aquel que dice que “el buen paño en arca (cerrada) se vende”. Entre los industriales del norte, muy afectos a su historia fabricante, sigue siendo moneda de cambio y recomendación apresurada entre los comerciales más próximos al entierro profesional. El dicho nos traslada la pretensión de que la calidad de las cosas es suficiente para que se aprecie y se puede, y debe, evitar su publicitación. Vamos que no hace falta andar pregonando demasiado la mercancía. Basta el boca a boca. Esta visión trasnochada de la publicidad es, diría, casi tan desacertada como el anuncio de Ruavieja. Cuando creamos una película tan ajena al producto que queremos vender dudo que, a medio plazo, nadie vincule la marca con el orujo.
La obsesión por la viralización da luz a iniciativas cortoplacistas y condena estos experimentos al fracaso. Solo fuegos de artificio.
Platos de cuchara en un restaurante de Fuenlabrada: La Alta Sanabria. Compartimos la experiencia gastronómica con Ramón Campos de Imprex y todo su equipo.