Inicio / Opinión / La bolsa o la vida

La bolsa o la vida

Por Javier BarrioDirector comercial del área de Ferretería y Bricolaje

Como les ocurría a los terratenientes que se adentraban en los desfiladeros de Sierra Morena en el siglo XIX, el COVID-19 ejerce de bandolero de conciencias y obliga a los mortales contemporáneos a elegir entre la bolsa (el dinero, el trabajo, el negocio, la empresa) y la vida (la salud). Entre la espada y la pared. Han pasado varias semanas de un confinamiento que nos adentra en lo inexperimentado, un neologismo triunfante que le hemos pedido prestado al filósofo sevillano Emilio Lledó. No existen datos que sirvan de guía para saber cómo saldremos de este domingo perpetuo. Nunca una sociedad tan globalizada, viajera e interconectada se enfrentó a una pandemia de este calado. Y les adelanto que en este post no hay profecías. ¿Quién pudiera?

Lo que sí hay es un intento de entender la compleja estructura mental del homo sapiens apremiado por el miedo, por el pavor a la muerte y la enfermedad pero, también, atizado por el pánico ante la hecatombe socioeconómica que, intuimos, se avecina.

Me parece atrevido calificarlo de experimento sociólogico pero me ha servido para estar entretenido y sentirme acompañado. He dedicado buena parte del confinamiento a hablar con actores de nuestra industria: proveedores, suministros, ferreteros, tiendas de bricolaje, cooperativas, etc… No eran conversaciones fáciles porque solo una pequeña parte son conocidos y el tema debía comenzar, con la salud como protagonista, e ir derivando hacia el escenario económico.

Desde la enfermedad o la muerte al marasmo económico

Desde el minuto 1 quedó claro que existía un péndulo que sobrevolaba la conversación y viajaba desde la enfermedad, la muerte, en su extremo más brutal, al abismo que supone el marasmo económico, en la otra esquina de la conciencia. Me explico. Si hablaba con alguien que estaba sufriendo en primera persona por tener alguna persona cercana afectada por la pandemia la economía, la bolsa, prácticamente desaparecía de la conversación. En el escenario contrario –alguien ajeno o lejano al dolor que estaba provocando la epidemia-, se esfumaba el pudor y, a la primera de cambio, el negocio se hacía dueño de la charla. Crecimiento del comercio online, sensatas críticas a los que impagaban, a los que aplazaban, la lucha por mantenerse semi abiertos a pesar de las recomendaciones, la necesidad de escrutar todas las reglamentaciones gubernamentales para ver si, por la puerta de atrás, podemos vender algo de producto, etc… Por cierto, se habrán dado cuenta que todo el mundo dice contar con productos esenciales, para la pervivencia de un país confinado, cuando se intenta que no sufran demasiado las ventas. Lo que es esencial para todos es no perder capacidad adquisitiva. Triste pero humano.

Recomiendo la lectura del polémico post publicado la semana pasada por Mariola Reig, de Ferretería Reimar de Alcoi; especialmente los comentarios que ha suscitado. Tan solo decir que nuestros políticos nos representan, ¡Vaya si nos representan!  

Como vaticina la canción en boga, todos ellos me han convencido de que RESISTIREMOS y que la especie se reinventará como ha ocurrido otras veces en la historia. Aunque solo sea para seguir EJERCIENDO como los huéspedes más desalmados del planeta Tierra.

En el 24 día de confinamiento deseando poner el codo en la barra de un bar y poder recomendarles algún sitio en el que comer. Ya queda menos.

Notificar nuevos comentarios
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Scroll al inicio