Interaccione con los humanos, con sus clientes. Ahora que Juanma se ha pasado al lado oscuro y escribe pensando en los robots que indexan, en algoritmos y en potenciar el SEO de sus posts, yo voy a rescatar nuestro código genético más amable y a recomendarles que no pierdan de vista la calle y visiten a sus clientes. No hay mejor forma de conocerles que verles desenvolverse en sus instalaciones, conocer las mismas, los problemas de su día a día y compartir espacio y tiempo en su despacho.
Seguimos habitando un sector en el que todavía es posible encontrar magníficos negocios parapetados detrás de webs chusqueras, potentes distribuidores regionales que prefieren la caña en la barra a las redes sociales.
De igual manera detrás de pulidas páginas web se encuentran cochambrosos negocios sin ningún arraigo físico y que lo único que pueden echarse a la boca son páginas vistas y usuarios virtuales.
Encastillarse en la torre de marfil y no desgastar las gomas del coche o las medias suelas de los zapatos asegura desconocimiento y pérdidas de tiempo. Los días dedicados al envío de mails y a conseguir respuestas intranscendentes pueden y deben ser sustituidos por esos fructíferos vis a vis en los que podemos vender o tener claro que, a esa puerta y a esa empresa, es mejor no dedicarle ni un minuto más.
Durante la crisis era común encontrarse con negocios ferreteros abandonados a su suerte por fabricantes y distribuidores con redes comerciales exiguas y exhaustas. Las cosas no han cambiado demasiado y hay ferreteros que siguen quejándose de abandono. Déjense ver y saldrán ganando.
Si ha llegado hasta esta línea es porque me es muy afín o el algoritmo le ha sido favorable porque, por mucho que alardee de ADN, las consignas de los buscadores no se las salta ni el tato. Cuando se cierre esta ventana quizá me ofrezca para rescatar la figura del juglar medieval después del holocausto mediático.
Una parada de camino al sureste de España; en Almansa Casa Antonio.
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