La frase, de Lope de Vega, es del s. XVI pero no he encontrado mejor forma de expresar la relación ambivalente que mantengo con las RRSS. Les adelanto que esta lectura no les va ayudar a posicionarse de forma más sólida en este perverso galimatías en el que hemos convertido las relaciones sociales en los últimos años. Llevo tiempo demorando este post porque soñaba con llegar a conclusiones estables; como he entendido que nunca las voy a tener, me tiro a la piscina. Seguro que en algún momento del chapuzón se sienten identificados.
Para empezar aclarar que tengo una personalidad tan voluble y esquiva que, en ningún momento, se me ha pasado por la cabeza mantener un perfil personal y otro profesional. Bastante tengo con aguantar un YO como para tener varios; acabaría hablándome de usted a mí mismo y no quiero engrosar la lista de damnificados por un trastorno bipolar. A partir de ya voy a enumerar mi experiencia con las comunidades sociales más conocidas.
De retirada de Whatsapp a pesar de que no deja de crecer; se puso de moda cuando hablar costaba dinero y cada vez silencio más los multitudinarios grupos en los que todo el mundo juega a ser el más ocurrente. Útil para fijar citas entre grupos de 4/6 personas. Hay que coger más el teléfono para hablar con los amigos.
Un verdadero apóstol de Tripadvisor en su rama gastronómica; hasta que llegó esta red, como viajero recurrente por ocio y trabajo, he sido timado sobre el mantel en múltiples ocasiones. Ahora te engañas tú solo por no utilizar Trip o hacerlo mal. Atentos al número de comentarios y a lo que se lee entre líneas. Acierto seguro.
En Twitter sigo a algunos gurús de los temas que más me interesan: gastronomía, literatura, música, fútbol y me comporto como el perfecto fisgón. Dejé de tener un papel protagonista el día que, con un whisky en la mano, acusé a Arturo Pérez Reverte de saber poco de mujeres. Menuda tunda de picotazos me dieron sus groupies.
En este entorno conozco buenos perfiles profesionales pero siempre me pregunto si, con tanto tuit, son capaces de escuchar a los pájaros cuando caminan por un bosque. Veo los partidos de fútbol con mis hijos y, como tienen un ojo en la pantalla y otro en el móvil, les tengo que contar yo qué ha pasado en el córner.
Reivindico Linkedin y aquí me refugio para todo lo que tiene que ver con mi vida profesional y para amplificar algunas opiniones que lo merecen, huyendo de controversias enconadas. Con una red que supera los 1.000 contactos es fácil encontrar referencias útiles a nivel laboral.
Y no, no soy de Facebook. Desde la empresa me aconsejaron que abrazara esta causa para lograr más engagement pero, después de 3/4 meses de actividad regular, me sorprendí celebrando un Año Nuevo, eufórico, con todos mis contactos y subí una foto de un plato de ostras. Me dio tanta vergüenza al día siguiente que no he vuelto y cuando, obligado por alguna contraseña, caigo en la red, huyo despavorido y mirando hacia atrás.
De Instagram, Pinterest, Snapchat no consumo. Moncho Barbosa de Paradelo me dijo un día que prefería vivir la vida que tuitearla. Yo también.
Cocina francesa como recuerdo del verano. Auberge St Roch.
Por fin leo algo sobre redes sociales que me deja buen cuerpo…
Gracias Javier por alegrarme la tarde
Buena reflexión sí señor. En educación lo llamamos «haber definido tu PLE (Entorno Personal de Aprendizaje). Algo había que inventarse que resuma ese perfil social que, sin ton ni son, nos vamos creando en nuestro uso de Internet. Precisamente, y sin darnos cuenta, es lo que utilizan las empresas («Big Data») lo llaman para poder hacer sus planes de marketing, segmentación de mercados…
¿Internet? ¿Redes Sociales? en mi opinión, como consumidora que cuida su PLE, nada es inoportuno o inconveniente. Cada cual lo adapta un poco, como tú bien decías, Javier. Lo que sí que es cierto es que si lo haces con «criterio» probablemente serás un bicho raro en el entorno digital.
El uso de estos nuevos de comunicación tienen que ir tomando forma. Es un proceso largo, como ha sido en la historia la incorporación de todos los avances. Suponen algo que es imprescindible en la actualidad en la que la libertad de expresión esta en retroceso.
Gracias por tu aportación ya que desprende sinceridad y honestidad… valores imprescindibles en la sociedad digital y que también escasean, lamentablemente.