Por lo que cuenta, por cómo lo cuenta, por lo que dice y lo que de sí mismo manifiestan, me imagino la sede del periódico La Razón, en Josefa Valcarcel, 42 –Madrid- coronada por una inmensa bandera de España que, cuando deja de soplar el viento, abraza el edificio y arropa a todos los que allí trabajan “en pos de un periódico con valores y principios que apuesta por la familia como eje fundamental de nuestra sociedad”. Lo dicen ellos mismos http://www.planeta.es/es/ES/AreasActividad/Medios-de-comunicacion/La-Razon/La-Razon.htm
Sin embargo, cuando quieren hacer una promoción entre sus clientes, prefieren un modelo de carro de la compra fabricado en China. Véase la realizada a lo largo de este mes de mayo. http://www.larazon.es/servicios/promociones#.Ttt1vVdYt9ECFhC
Deduzco que, en este caso, a quien quiere apoyar el diario que fundara en 1998 Luis María Anson es a las familias chinas en detrimento de los vástagos de la madre patria que tanto ponderan. El papel del fabricante nacional durante la crisis ha salido fortalecida; la falta de liquidez para las importaciones, la agilidad y la pertinencia de la logística próxima –especialmente con estas referencias de gran volumen- y el sentido común nos obligan a volver la mirada a nuestro escaso y desnutrido tejido industrial. Los muchachos de Francisco Marhuenda parecen no darse por enterados y, amparándose en una suerte de sincretismo ideológico/comercial, buscan la rentabilidad de la importación sin acordarse de la industria nacional y de esas familias que dicen defender; me recuerdan a esas religiones afrocaribeñas que, cuando truena, se acuerdan de Santa Bárbara, en casos de sequía, recurren a las danzas tribales y, si se trata de frenar el dengue, prefieren rebanar el cuello a una gallina.
Hay varios miles de personas que en España siguen viviendo de la fabricación de carros de la compra e iniciativas como esta ponen en peligro puestos de trabajo que tendríamos que cuidar como oro en paño.





