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Un AECOC mejorable

El pasado año, véase post del 27 de febrero de 2012, rompí unas pocas lanzas en favor del Congreso Aecoc de Ferretería y Bricolaje. La edición XVI, desarrollada los días 13 y 14 de febrero, me ha parecido mejorable. Si el binomio relación calidad/precio fue una de las frases más repetidas para referirse a lo que busca el consumidor en las tiendas, no sé si el último Congreso se ajustó a lo que esperaban los asistentes.  Si se amortizó el tiempo y el dinero invertido… Hubo menos ponentes y de menor categoría en aras de dos mesas redondas especialmente áridas y con aportaciones monocordes y ramplonas.

Lo que me gustó

La ponencia de apertura, la del Catedrático de Economía Financiera Juan Antonio Maroto; lúcida interpretación de la realidad económica con punto final optimista. Parece que vamos a salir, que entre el final del 2013 y el comienzo del 2014, volveremos a una senda alcista. También sensatez: no se crea empleo hasta que no se crece por encima del 2%. Por lo menos así ha sido hasta ahora en países del Primer Mundo. Nos dejó deberes y datos para comparar nuestro sector con la coyuntura macroeconómica. Y una frase esclarecedora “Seguramente deberíamos habernos entregado a la dinámica de los ciclos y, sin hacer nada, habríamos salido antes” Un dato sorprendente: es el sector de salsas, especies y condimentos el que más invierte en I+D+i. Una verdadera lumbrera Juan Antonio… ¿por qué no participa más en decidir el itinerario de nuestra economía? Supongo que no tiene padrinos o repudia la alcantarilla política.

La presentación de Laura Fontanet, Directora de Comunicación de Leroy Merlín. Quizá demasiado ágil pero transparente al reconocerse como empresa conservadora desde el punto de vista del marketing y la comunicación. Asombroso que el canal de vídeos de la multinacional francesa tenga, en España, el triple más de visitas que en su país de origen. Recordó una mejora exponencial de la imagen entre las marcas creadoras de empleo y que lo que más valoramos es todo aquello que cuentan de nuestras empresas terceros acreditados. Esto devuelve al periodismo más profesional al centro del cuadrilátero.

Por último David Domoney. Nos despertó en la introducción matutina del jueves con un viaje turístico a través del mundo con el punto de venta como núcleo conductor. Todos los sentidos influyen en la provocación de la venta. Brillante y dinámico. Qué pena que hubiera tan pocos ferreteros entre la audiencia.

Lo que no me gustó

Todo lo demás, en especial las señaladas mesas redondas. Demasiado formales y encorsetadas, siempre un paso por detrás de la realidad. Aecoc puede caer en la tentación de olvidar que, sobre el escenario, debe haber gente que cuente mucho y lo haga bien. Si no es así, el público dormita en las butacas. Arriba no puede haber ponentes que sustituyan a nadie –caso BIGMAT-, ni participantes sentados abúlicos, ni gente que lea, ni un conductor que no tenga como prioridad sacar chispa a los contenidos, lograr un debate encendido y veloz que haga de los espectadores cómplices de esta representación de nuestro negocio de carácter anual que es el Congreso AECOC. Del resto de los concurrentes, apenas recuerdos. Bueno sí, me acuerdo de Gabriel Ginebra, el conferenciante y escritor que despidió el congreso. Nos demostró que se puede vivir de y desde la incompetencia. No es un buen orador, vocaliza mal, las traducciones del catalán al castellano son toscas y confusas. Nos aconsejó que hay que dejar de hacer cosas pero creo que eso ya forma parte del quehacer de cualquier profesional que exprima la terna urgente, prioritario o prescindible hasta sus últimas consecuencias. Se despidió con un axioma crepuscular: “hay que trabajar lo peor posible”. Su mujer le había aconsejado que no lo pusiera. Yo también. Acongojante.

Los premios de AECOC merecen una mención aparte. Se entregaron al final de la cena de conclusión de la primera jornada. Me tocó hacer fotos y supongo que el flash delataría mi rostro de sorpresa. Me parece que han sido poco meditados, poco publicitados y menos explicados. Entre los premiados, más ausencias que presencias; qué triste queda un galardón sin recoger. Hubo varios. Y qué extraño es que el que presenta los premios al principio, suba al escenario para recoger la corona final…

 

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