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Para relaciones de confianza, el comercio de proximidad

Por Javier BarrioDirector comercial del área de Ferretería y Bricolaje

“De lo que aconteció al esforzado plumilla, su moderna montura y un avieso felino por tierras castellanas…“ Así habría titulado este post el ínclito Miguel de Cervantes Saavedra; o algo parecido. Yo he tenido que ser más breve.

Pertenezco a la impura estirpe de los que, cada día, cuando asoma el sol en lontananza, se precipita por los caminos que conducen a la villa de Madrid con la intención de ganarse el peculio. Para ahorrar tiempo y euros en estacionamiento, sorteo los atascos desde mi scooter y al asiento del vehículo ligero le cogió afición, para reposar a la luz de la luna, un gato pendenciero que sus huellas dejaba como indeleble recuerdo matutino. De suerte que el cuadrúpedo utilizaba la poltrona por la noche y yo por el día. Como el acuerdo era unilateral, antes de recurrir al denostado desahucio, me encomendé a varias fórmulas magistrales para lograr ahuyentar al inquilino. Que si amoniaco, aconsejado por una vecina; cáscaras de naranja, solución infalible según una experta en gatos desde una web, alcohol de quemar por probar que fuera abstemio; incluso sometí al sillón a un lavado manual a presión de los de gasolinera: que si espuma, cera, después aclarado. Creí que lloraba la moto después de seis años sin ver el jabón. Al final el mismo resultado. El animal parecía sentirse cada vez más cómodo y sobre la residencia de mis posaderas aparecían cada vez más restos de zarpas y pelos.

Desencantado con los remedios caseros me encaminé, resuelto, al comercio de proximidad: Ferretería Hermanos Crube en Pozuelo de Alarcón. De allí salí con un repelente específico para gatos. Pulvericé sobre la moto con generosidad el producto y, envuelta en una nube hedionda, la abandoné a las tinieblas con la esperanza de que esta vez no fuera profanada. Craso error; mi compañera de día amaneció cubierta de excrementos y con restos de orín desde el cuentakilómetros a la rueda trasera.

El mensaje del felino era diáfano: podemos compartir la montura o tendrás que levantarte 15 minutos antes para limpiar cada afrenta. He asumido la condición de perdedor y, cada mañana, cuando enciendo la luz del garaje le doy los buenos días mientras se escabulle, con parsimonia, debajo de un coche. Compartir es vivir.

A la ferretería volví para explicar el chasco; amablemente me devolvieron el importe del producto y me aseguraron que solía funcionar y que pondrían el caso en conocimiento del fabricante. El comercio de proximidad facilita estos finales; no sé si habría cogido el coche y recorrido unos cuantos kilómetros para desplazarme a una gran superficie de bricolaje y buscar, entre los lineales o en atención al cliente, a alguien a quien contar mis relaciones con el gato del barrio.

 

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Ferreteria online
Ferreteria online
24/11/2012 10:08

Interesante articulo y curiosa anecdota jajaja vaya con el gato “pa matarlo”.

Manuel Flor
Manuel Flor
24/11/2012 08:40

Quizas podrias probar una solucion mecanica: una funda parecida a este casco: http://static5.cuantarazon.com/crs/2012/03/CR_587284_lady_gaga.jpg
Asi con pinchos no creo que le resulte comodo dormir 🙂
Ya nos contaras

Saludos
Manuel

Juan Carlos
Juan Carlos
22/11/2012 12:04

Desde otra pequeña ferreteria de barrio, muchas veces el mejor consejo hay que buscarlo entre “los remedios de la abuela” y no entre nuestros estantes, pruebe a espolvorear pimienta en abundancia en las zonas en las que al susodicho le gusta regodearse, quizá tenga que levantarse 5 minutos antes unos días para limpiar el polvillo, pero “oiga” mano santo ;).

Werselio
Werselio
22/11/2012 11:55

Yo que tú probaría a buscarle pareja al felino en cuestión, no es magistral pero suele funcionar, simplemente los que no tienen excesivas relaciones, se suelen motivar defecando en lugares dispares, pero cuando se sienten opciones a “hacer algo” los lugares de depósito cambian.

Leviatán Gómez
Leviatán Gómez
22/11/2012 10:10

A ver si va a ser un vecino… Prueba con una escopeta de perdigones. Pero apunta bien

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