He vuelto a Sevilla, la única ciudad que me ha visto en la iglesia en los últimos 20 años. He vuelto invitado por Cofán para comprobar que la ciudad hispalense siempre huele bien, que navegar por el Guadalquivir de noche es una experiencia deliciosa y que es imposible encontrar mal jamón por cutre que sea el bar que te acoge. En Sevilla ha celebrado la firma manchega su primera Convención. Conozco a su director general desde hace casi una década, cuando apostaron por el sector ferretero; Venancio Alberca siempre tuvo claro que trabajaría con comerciales, 100% dedicados a su marca, para poner sus productos en los mejores puntos de venta del canal tradicional. Ahora tiene varios miles de clientes, ofrece casi 30.000 referencias y, desde su feudo en Ciudad Real, no tengo la menor duda de que seguirá creciendo hasta abarcar el resto de la Península. Para Cofán la crisis sólo ha significado crecer más despacio. Ver en el escenario a todo el equipo comercial, comandado por Antonio Nieto, aplaudido por compañeros de trabajo y clientes, sonrisa en rostro, es el fotograma que me guardo y la demostración palmaria del vigor de la empresa. Desde Campo de Criptana. Todo no va a ser Madrid y Barcelona ¡Qué coñazo!
Mis avezados lectores se habrán dado cuenta que el titular de este post nada tiene que ver con Cofán. Todo lo contrario. Cofán me ha dado el contrapunto. Cofán era una empresa pequeña en nuestro mercado que, por su gran compromiso, ha dejado de serlo. En mi historia profesional dedicada al canal tradicional me he encontrado con 3/4 grandes emporios, grandes marcas internacionales que hacían nimias y escuetas apuesta por nuestro país. Se entregaban a varios representantes multicartera, les dejaban un tiempo irrisorio –que éstos empleaban casi al completo para reportar a la central sesudos informes- y se retiraban con el fracaso en la mochila. Varios años después volvían a la carga con nuevo equipo no aleccionado ni informado y, con el tiempo justo, para seguir llenando la mochila de frustración y desconocimiento. Como cambian las mejillas de los que propician el descalabro nunca vemos el rubor que las pinta. Hay axiomas que la crisis no ha modificado en absoluto, pero algunas grandes marcas todavía no lo han entendido. Los comerciales multicartera siempre han hecho poco caso a las terceras y cuartas firmas que representan, las que suponen el 15% de sus lentejas. Ahora con la crisis …mucho menos que eso.
Por cierto entré en la iglesia para decir que SÍ ante el altar. Yo, un ateo recalcitrante. Volvería a hacerlo. El embrujo del sur.
Muy interesaten tu artículo como siempre.
Saludos
Muy interesante saber que es usted ateo.
No se a qué viene en su artículo, pero como digo, muy interesante.