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Trabajar con los brazos atados a la máquina

¿Puede alguien imaginarse trabajando en una máquina a la que te atan con correas los brazos? No, claro claro que no, y sin embargo, hace unos días  el managing director de SICK España, Lluís Martínez, en la presentación a la prensa de sus sistemas para automatización en un showroom, nos  contó que eso sucedía.

Los robots y la automatización forman parte ya de muchos almacenes logísticos y fábricas. Se debate mucho sobre lo que significa su implantación para los trabajadores y el temor a que sustituyan a un elevado número de  trabajadores. Pero lo cierto es que de momento, y entre otros muchos factores, la automatización y la robotización significan seguridad. También productividad y ahorro de tiempo y dinero, pero ante todo, SEGURIDAD con mayúsculas.

Hace unos días Lluís Martínez nos explicaba a un grupo de periodistas la importancia los sensores en la automatización. Contó que, antiguamente, en algunas fábricas, para evitar que la máquina atrapara o cortara los dedos, las manos o algo peor a un operario, se le ataban los brazos con correas a la máquina para que no se le quedaran las manos “olvidadas” bajo la máquina mientras esta bajaba con rapidez. Al hacer el movimiento de levantar la máquina o palanca que manipulaba, las manos se levantaban a la vez, con el consiguiente reflejo en toda en la espalda y en el cuello, en una ola perpetua durante la jornada de trabajo cada pocos segundos o minutos.

Me quedé impresionada. No podía salir de mi asombro y llegué a sentir el dolor y las enfermedades profesionales que debieron padecer tantos trabajadores.  Sin embargo, el problema se solucionó con sensores que detectan la presencia de personas y objetos.

Su reducido tamaño hace que pasen desapercibidos habitualmente a los ojos de todos pero permiten el control y el movimiento de todo lo que hay en un almacén, la entrada y salida de mercancías, la maquinaria…

76 años de sensores

Erwin Sick (curiosamente sick significa enfermo en inglés) especialista en óptica, descubrió el potencial de combinar los sistemas ópticos de precisión y dispositivos electrónicos con la luz para llevar a cabo infinidad de tareas. La luz permite medir las distancias entre los objetos y es la base de los sensores.

Así, su interés y curiosidad llevaron a este hombre a fundar en 1946, en Alemania, cerca de Friburgo, una compañía de soluciones y sensores inteligentes para la automatización industrial que continúa a día de hoy.

Hay sensores de distancia, de frecuencia, de luz, de humedad, de temperatura, de posición, de presión de proximidad, de sonido, de velocidad, magnéticos, ópticos…  Están por todas partes en nuestra vida diaria personal y profesional:  puertas automáticas, ascensores, cintas de clasificación en los aeropuertos, como apoyo en la conducción y el aparcamiento de los vehículos…

En la cadena de suministro de la logística, permiten clasificar las cajas y contenedores en las cintas transportadoras como por arte de magia, en un movimiento hipnótico en el que se desvían en el último instante, cuando parece que inevitablemente van a colisionar, y sin embargo, cada paquete o caja va misteriosamente hacia el lugar que le corresponde y no a otro.

Estos pequeños aparatos evitan el choque entre vehículos de guiado automático o carretillas entre sí y con las personas sorteando obstáculos y marcando curvas. Permiten supervisar los puntos ciegos y avisan de forma visual y acústica de los obstáculos al conductor de una carretilla, por ejemplo, minimizando el riesgo de colisiones en el transporte de mercancías y desde luego, poniendo en evidencia la peligrosidad que supone para la vida de los operarios ser atropellados por una carretilla, sea o no tripulada.

Controlan la trazabilidad, el peso y los contenidos de los paquetes en el ecommerce, agilizando que los envíos no se demoren y si lo hacen, que sepamos en todo momento dónde y por qué lo hicieron.

En fin, que nada se mueve en la logística sin los sensores y nos hacen la vida más sencilla y segura. Ahora estaremos todos más atentos a estos pequeños ayudantes.

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