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Palos en las ruedas

Por Isabel RodrigoDirectora adjunta del área de Logística

Los transportistas están enfadados. Muy enfadados. Por el precio de los combustibles y entre ellos. ¿Y quién no está enfadado y preocupado? No, si al final se va a hacer realidad el chiste que hablaba de uno que era tan tonto que vendió el coche para comprar gasolina. Abundio se llamaba.

Solo que ahora está justificado vender el coche. Y el problema ya no es tener que vender el coche, que también, el problema es que el precio de la energía alcanza máximos históricos y repercute en la eficiencia y en la sostenibilidad de toda la cadena logística. La semana pasada el secretario general de FROET, Manuel Pérezcarro, aseguró que el sector del transporte “está atravesando el momento más difícil de su historia” con unos precios del gasóleo “disparados de una forma inconcebible”. “Si haces el transporte te arruinas y si no lo haces, te arruinas también, pero antes”. Y tiene razón, los precios de los combustibles se están convirtiendo en el caballo de batalla de la industria, el comercio y los ciudadanos de a pie.

Otra convocatoria de huelga

Así las cosas, a partir de hoy, 14 de marzo, el sector del transporte vuelve a movilizarse, al menos una parte de él, porque la Plataforma para la Defensa del Transporte de Mercancías por Carretera ha convocado una huelga de carácter indefinido, hasta  “que los ministerios competentes se sienten a negociar con los representantes de esta organización y alcanzar los acuerdos que sean publicados en el BOE”. Afirman que los transportistas autónomos se encuentran en una situación más desfavorecida que el resto y que no pueden seguir en estas condiciones.

Sin embargo, las asociaciones mayoritarias, Fenadismer y CETM, con el Comité Nacional del Transporte a la cabeza, ya han asegurado que no apoyarán la medida, aunque sí se muestran conformes con el hecho de que los representantes del Gobierno se sienten con todos ellos para buscar una solución al problema de los combustibles, que están ahogando a todos, pero principalmente a las economías de las pequeñas empresas, a los autónomos.

Fenadismer y CETM no apoyan la convocatoria porque precisamente hace apenas un par de semanas que se aprobó un Decreto regulando sus reivindicaciones: las tareas de carga y descarga, la revisión del precio del transporte, la transposición de los trabajadores desplazados, los tiempos de espera o las inspecciones… Y no les parece coherente volver a convocar un paro, aunque el asunto de los carburantes les afecta a todos y desde luego, no es nuevo.

El futuro del transporte por carretera no se ve nada claro

La protesta es de índole europea y la Unión Europea de Transportistas por Carretera , UETR, hace un llamamiento a las instituciones para la adopción de medidas urgentes y generalizadas para abordar el brutal incremento de los precios de la energía en Europa, que está poniendo en grave peligro a las empresas de transporte por carretera que desarrollan una actividad esencial y vital en la entrega y distribución de mercancías a personas y a empresas.

“Se requiere una acción adecuada y generalizada a nivel gubernamental para la supervivencia de miles de autónomos, microempresas y pymes del transporte. El combustible representa más de un tercio de los costes de la actividad, de modo que si no se adoptan medidas urgentemente, de forma inminente, la mayoría de las empresas simplemente no podrán continuar con su actividad, viéndose obligadas a cerrar, ocasionando con ello graves faltas de suministro”, explican.

La UETR insta a todas las autoridades nacionales a que introduzcan una reducción de los impuestos sobre el combustible diésel y un reembolso sustancial de los impuestos especiales a los transportistas.

Más palos

A los elevados precios de la electricidad que sufrimos desde después del pasado verano y que ya provocaron que las empresas de la logística del frío dieran la alarma sobre su sostenibilidad, se suma ahora el problema de los combustibles. Y la guerra.

En realidad, llueve sobre sobre mojado. No levantamos cabeza. Tras la primera ola de la COVID-19, vino una segunda, una tercera, una cuarta, una quinta y una sexta. Con las nevadas de Filomena por el medio. Y luego la subida brutal de la electricidad, a la que le siguió la del gas.

Y ahora, Rusia destrozando a Ucrania y las esperanzas de todos de que por fin viéramos la luz al final del túnel. Las sanciones y restricciones impuestas por parte de la Unión Europea y Estados Unidos a Rusia afectan a todos, con puertos y espacios aéreos cerrados y no se prevé que así el precio de cualquier tipo de energía baje.

Veremos quiénes secundan el paro del transporte y si el Gobierno vuelve a sentarse nuevamente a negociar.

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