En la actualidad, el planeta se enfrenta a un incremento sin precedentes de la demanda de energía, debido por una parte al aumento de la población y, por otro, a la elevación del nivel de vida de una parte muy significativa de la misma.
La disponibilidad de energía barata y abundante sigue siendo crucial para el desarrollo económico; está fuera de toda duda que hay una relación directa entre el consumo de energía per cápita y el Índice de Desarrollo Humano. Además, parece muy poco probable que vaya a disminuir el consumo de energía a escala global en este siglo, especialmente con países en desarrollo vertiginoso como India o China, que concentran cerca del 40 % de la población del planeta.