La disponibilidad de uso de los recursos energéticos condiciona nuestro modo y calidad de vida; pero también amenaza con socavarla, puesto que el consumo creciente de energía es una de las principales causas del cambio climático, como certificó la 21er Cumbre sobre Cambio Climático celebrada en París en 2015. Este es el escenario energético mundial.
Los principales responsables del insostenible consumo energético de las últimas décadas son, de una parte, ciertos aspectos del modo de vida de parte de la población mundial, localizada principalmente en los países industrializados; este porcentaje supone menos del 25 % del total de la población mundial. Y de otra, el aumento demográfico experimentado en las últimas décadas, una suerte de tormenta perfecta que ya he descrito en un libro de reciente aparición.
