La situación ha cambiado considerablemente desde la llegada del COVID-19 respecto a nuestra forma de actuar en las operaciones de limpieza y desinfección personal y de nuestro entorno. Hemos incorporado en nuestra actividad diaria productos de limpieza de una forma exponencial para mantenernos seguros de virus y otros microorganismos.
Vamos a tratar de aclarar una serie de conceptos que nos ayuden a seleccionar el producto más adecuado para cada operación de limpieza y desinfección con la mayor seguridad y efectividad posible.
Antisépticos, desinfectantes, biocidas… ¿Cuál es la diferencia?
Estos productos de limpieza y desinfección a veces se tienden a confundir, porque todos sirven para atacar diferentes microorganismos: virus, bacterias y hongos, pero de formas muy diferentes y condiciones específicas para cada uno.
Los antisépticos
Son sustancias químicas, antimicrobianas, que se aplican sobre un tejido vivo o sobre la piel. Los principales son alcoholes, compuestos yodados, clorhexidina, jabones y agua oxigenada.
Los desinfectantes
También son sustancias químicas antimicrobianas, pero para aplicar sobre superficies, materiales y objetos inanimados
Acaban con los microorganismos, pero no con las formas resistentes (esporas). Los desinfectantes suelen ser tóxicos para la piel y tejidos vivos. Lejías, alcoholes, detergentes y limpiadores con surfactantes se encuentran dentro de esta categoría.
Con la utilización apropiada y adecuada pueden ser muy efectivos, pero debemos tener en cuenta:
- Ningún desinfectante es universalmente eficaz.
- Algunos químicos son buenos como antisépticos, pero no son efectivos como desinfectantes; en cambio, otros desinfectantes resultan tóxicos como antisépticos.
Los biocidas
Son sustancias o mezcla de varias sustancias activas entre las cuales se incluyen los microorganismos. La finalidad de los productos biocidas consiste en combatir los organismos nocivos presentes normalmente en los alimentos (desde su crecimiento hasta su ingestión). Para ello, los biocidas tienen la función de destruir, neutralizar, contrarrestar o impedir su acción. Actúan a nivel de la membrana celular del microorganismo, penetrándola y destruyendo los sistemas que les permiten vivir.
Existen 22 tipos de biocidas, clasificados en cuatro grupos:
- Desinfectantes
- Conservantes
- Plaguicidas
- Otros biocidas
En nuestro caso, solo están relacionados con nuestro análisis dos tipos de biocidas (dentro del grupo 1):
- TP1: Biocidas para la higiene humana.
- TP2: Desinfectantes y alguicidas no destinados a la aplicación directa a personas o animales.
Los biocidas, entre los que se encuentran los desinfectantes virucidas, son productos necesarios para el control de los organismos nocivos para la salud humana. Sin embargo, pueden implicar riesgos para las personas debido a sus propiedades intrínsecas y un uso no adecuado.
El Reglamento (UE) nº 528/2012, sobre biocidas, regula la comercialización y el uso de biocidas que se utilizan para proteger a las personas y a los animales, así como materiales o artículos contra organismos nocivos, como plagas o bacterias, gracias a la acción de las sustancias activas que contienen dichos biocidas.
Legislación:
- Comunitaria: Reglamento (UE) nº 528/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo de 22 de mayo de 2012, relativo a la comercialización y el uso de los biocidas.
- Nacional: Registro Oficial de Biocidas de la D.G. de Salud Pública y Sanidad Exterior del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
- Legislación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
Desinfección por ozono
El ozono es un oxidante muy potente que se usa para la desinfección, pero ningún fabricante puede garantizar, por ahora, la eliminación del coronavirus con este producto químico. Además, puede generar una falsa sensación de seguridad
Las empresas que venden equipos de ozono deben estar inscritas en el Registro de Establecimientos y Servicios Biocidas y ejercen su actividad de manera regulada (incluso en hospitales y quirófanos). Los aplicadores profesionales realizan el proceso con el local vacío y empleando equipos de protección (EPI). Al terminar, realizan una medición para comprobar que los niveles ambientales de ozono son seguros y se ocupan de la ventilación para evitar riesgos en los trabajadores o los clientes. Los niveles seguros de ozono en el ambiente están en torno a 0,12 ppm de ozono, pero para la desinfección se requieren niveles hasta 100 veces superiores.
El problema es que, a concentraciones bajas, no se puede garantizar que se elimine el coronavirus y, a concentraciones más altas, su uso puede ser peligroso, ya que a nivel “casero” el empresario no dispone ni de EPI, ni de dispositivos adecuados para las mediciones ambientales. Esto, por no hablar de los dispositivos de “flujo continuo” que presumen de estar emitiendo el gas constantemente en el negocio.
El ozono nunca debe aplicarse en presencia de personas
Y así lo recoge literalmente el Ministerio de Sanidad en una nota del 27 de abril. Capítulo aparte merecen otras técnicas, como los túneles o arcos que nebulizan ozono con los que están fumigando incluso hasta futbolistas y que, según esta misma nota del Ministerio Sanidad, “de ningún modo” deben ser aplicados sobre personas.
El Ministerio de Sanidad lo dijo claro en un comunicado, “ante la proliferación en el mercado de dispositivos productores de ozono”:
- El ozono no se puede aplicar en presencia de personas.
- Los aplicadores deben contar con los equipos de protección adecuados.
- Es una sustancia química peligrosa que puede producir efectos adversos. En el inventario de clasificación de la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) se notifica la clasificación de esta sustancia como peligrosa por vía respiratoria, irritación de piel y daño ocular.
- Se deberá ventilar de forma adecuada el lugar desinfectado antes de su uso.
- Puede reaccionar con sustancias inflamables y puede producir reacciones químicas peligrosas al contacto con otros productos químicos.
Muchas gracias por la aclaración! Hay tanta información sobre este tema que puede llegar a resultar muy lioso! Buen trabajo. saludos
Muy pertinente éste artículo. Es muy importante diferenciar entre limpieza y desinfección y no contemplar el asunto como un tema de productos sino más bien de procesos. Una vez enfocados en el proceso de desinfección, donde una limpieza previa en profundidad es necesaria para lograr resultados, es tan importante la correcta selección del producto como su adecuada dosificación, tiempo de actuación y metodología de aplicación. No tener en cuenta éstas variables compromete el resultado e incrementa los riesgos asociados a la seguridad laboral y ambiental.
Inevitablemente surgen preguntas cómo: ¿ hay que desinfectarlo todo? ¿cuántas veces al día? ¿están alineados mis actuales procesos de limpieza con el deseo de procurar mejores niveles higiénicos?. Pensar que la mera aplicación de un desinfectante en una superficie procura los niveles de desinfección que parece queremos conseguir, está lejos de la realidad.
Jesús, no sabía que escribías por aquí. Te leeré con atención. Enhorabuena 🙂
Gracias Alvaro . Esa es la intención, y sobre todo que se conozcan las bases para que cada persona elija lo más conveniente en cada situación . Los químicos mal utilizados pueden ser peligrosos.
Muy buena explicación. Se agradece que un experto se tome la molestia de explicarnos conceptos que escuchamos a diario y realmente no entendemos.