Para éste, mi primer blog, voy a proponer un reto. El mismo que me han propuesto a mí para escribirlo. Si alguien se sabe de memoria las diferentes restricciones que hay en las diferentes Comunidades Autónomas con respecto al sector de la ferretería y el bricolaje… ¡que levante la mano!
No será mi mano la primera que veáis levantada. Y no lo haré porque tendría que volver a leer las noticias que estamos escribiendo sobre las restricciones en las diferentes Comunidades Autónomas para enterarme.
Os voy a confesar un secreto periodístico. Para elaborar esas noticias hemos seguido el siguiente proceso: llamar a las consejerías de salud de toda España, a los gabinetes de prensa de toda España, a representantes del sector.
También nos hemos dejado los ojos, y hemos aumentado dioptrías (y en mi caso ya no está una para eso), leyendo los boletines oficiales de las diferentes Comunidades Autónomas. No sé si recordáis el juego ‘¿Dónde está Wally?’. Yo me acordaba del célebre personaje cuando buscaba la palabra ‘ferretería’ en las decenas de resoluciones dictadas por cada Comunidad.
Y sí, estimados lectores. Hemos trabajado horas y horas para informar acerca de las restricciones. (Es nuestro trabajo, no hay que darle más vueltas). Pero no podría responder de inmediato si me preguntasen sobre cómo afectan dichas restricciones a ferreterías y centros de bricolaje (o al comercio en general) en ‘tal o cual’ Comunidad.
Las restricciones y Valle-Inclán
He intentado buscar calificativos para definir esta desastrosa situación. Y ya no sólo para el comercio propiamente dicho, sino para toda la ciudadanía en general. Y sí, ‘desastre’ es, sin duda alguna, uno de los calificativos que podemos emplear.
Pero a mí que me gusta leer, y que por mi profesión es más que recomendable, permitidme una licencia literaria: voy a ‘tirar’ de los clásicos de nuestra literatura para ser más precisa en la definición de lo que estamos viviendo como consecuencia de las diferentes restricciones que se están aplicando para luchar contra el COVID-19.
Atentos, primero, a los siguientes mensajes que hemos recibido al preguntar por las diferentes restricciones, mensajes a los que ya se refirió mi compañero Javier Barrio en su último blog: “Las ferreterías pueden abrir en su horario habitual”. “No, no son servicios esenciales y tienen que cerrar cuando el resto de comercios”. “Sólo pueden abrir para vender productos esenciales”. “Si tienen más de 400 metros cuadrados, tienen que cerrar”. “No pueden limitar espacios, porque los productos que venden no son esenciales”. “Si tienen menos de 300 metros cuadrados, entonces sí pueden permanecer abiertas”. ¡Esto es de locos!
Pues bien, esta situación podría representarse muy dignamente en una obra de Ramón María del Valle-Inclán. Este escritor, por si alguno no lo conoce o no lo recuerda, formuló la teoría esperpéntica a través de obras como ‘Luces de Bohemia’ o ‘Los cuernos de don Friolera’.
Y esa técnica no era, ni más ni menos, que una fórmula literaria a través de la cual el mencionado escritor parecía querer apuntar a la idea de que la realidad española de aquella época (principios del siglo XX) era ridícula y absurda.
¿Estamos, entonces, de acuerdo en que lo de las restricciones podría servir como punto de partida para una obra de Valle-Inclán?
Esperpento y despropósito
Y si seguimos con esta vena cultural que me ha dado (no siempre será así), podemos buscar la definición de ‘esperpento’ en nuestro diccionario. Ahí veremos que con ese calificativo podemos referirnos a toda “persona, cosa o situación grotesca o estrafalaria”. Pues bien, sigo con el reto: que levante la mano el que opine que NO estamos viviendo una situación “grotesca o estrafalaria” en el sector.
Y, para finalizar, voy a emplear la palabra que más he repetido durante las últimas semanas: despropósito. Porque la situación que estamos viviendo en el sector, y a nivel general, es un auténtico despropósito. ¡Vamos, que no hay por dónde cogerla!
“¡Ánimo!”, me han llegado a decir compañeros periodistas de los gabinetes de Prensa cuando les he contado mi odisea para conseguir la información sobre las restricciones de todas las Comunidades Autónomas. Y eso mismo os digo yo: “¡Ánimo!”. Pero sin dejar de luchar, y sin dejar de reivindicar la esencialidad del sector a nivel nacional.
Seguiremos juntos ese camino. ¡Hasta la próxima!
Muchas gracias por tu comentario, Aitor. Y sí, esperemos que esta situación pase cuanto antes. Ya no sólo por el caos que está provocando a nivel económico; también por las miles de vidas que se está cobrando. ¡Cuidaos mucho, por favor!
Ángeles gracias por tu infatigable trabajo que todos los que trabajamos en este sector estamos esperando ver que podemos hacer según a que comunidad vayamos a viajar.
Sin ir más lejos, el martes llamé a tu compañera Marta para saber si la restricción de horario en la Comunitat Valenciana afectaba al sector del suministros industrial, ya que había clientes que cerrraban por el miedo a ser expedientados y otros que se cargaban de razón diciendo que eran esenciales pero que no habían hablado con las autoridades de su municipio para corroborarlo.
Es una situación caótica que esperemos que se solucione pronto y por vuestra parte podais dedicaros a darnos mas información ferretera que sanitaria.
Un saludo y mucho mucho ánimo.
Efectivamente, Alberto. Debería haber un criterio unificado, como ya apuntó mi compañero Javier Barrio en su último post.
Y sí, sin duda tenemos mucho que aprender de otros países (caso de Alemania), aunque, para no ser injustos con nuestra patria, también ellos tienen muchas cosas que aprender de nosotros.
En el caso actual, es un disparate que cada Comunidad Autónoma tenga sus propios criterios, aunque también fueron las autonomías las que demandaron al gobierno central mayores competencias en la gestión de la pandemia.
Coincido contigo en que falta mayor voluntad de cooperar para el bien común. Quizás también los periodistas deberíamos obviar, en ocasiones, tanto despropósito, para no caldear los ánimos, ya de por sí bastante caldeados. Pero, como decía Chomsky, debemos “vigilar los excesos del poder”, y, en esta situación que estamos viviendo, obviamente debemos hacernos eco del desconcierto que están creando entre la ciudadanía en general, con esa falta de visión conjunta para facilitar las cosas.
Mil gracias por tu comentario.
¡Seguiremos informando… y opinando!
El despropósito no lo causan las 17 comunidades autónomas en sí mismas, lo causa el que no se adopten las mismas medidas, o al menos similares, tal como acordaron los 16 lands de Alemania.
El gobierno central puede aconsejar, recomendar, y hasta decretar el estado de alarma, con las airadas protestas que recibió de bastantes autonomías.
Nos falta una mayor voluntad de cooperar para el bien común.