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Huelga de los repartidores de Boyacá

¡Rebajas en el mercado laboral!

Un nuevo caso de precariedad laboral nos demuestra el poder que tiene la logística, y no solo para movilizar o paralizar nuestra economía, sino esta vez para algo más importante: que se cumplan los derechos de cualquier ciudadano.

Esto nos hace plantearnos hasta qué punto es esencial que cada uno de los pequeños –pero gigantes- eslabones de la cadena de suministro cumpla su papel, para que el resultado final sea el que determina si se ha hecho bien o no. En este caso, fíjense: implica que vean ustedes satisfecho su derecho a la información.

Huelga de los repartidores de Boyacá

¡Trabajadores en oferta: 2×1!

Dima, la empresa de distribución de prensa nacional perteneciente al grupo Boyacá, que actualmente cuenta con 240 trabajadores y que lleva 30 años repartiendo la prensa a nivel nacional a los quioscos de España, ha impuesto el despido del 50 por 100 de su plantilla y plantea la reducción del sueldo en un 50 por 100 de aquellos que se quedan como repartidores tras la criba.

Y, como es lógico, los ruteros han reclamado sus derechos como lo llevan haciendo, desafortunadamente, muchos otros logísticos que ven precarizados sus empleos a un nivel exagerado por el único motivo de que los grandes “empresaurios” no saben mirar más allá de su ombligo y deben sufrir graves afecciones relacionadas con la memoria para no recordar que la gente en este país trabaja para ganar dinero y mantener sus vidas.

Porque ya no solo vale que sean falsos autónomos, que ejecuten las decisiones que toman los de arriba, que fichen al entrar y al salir, y que paguen de su bolsillo la gasolina, el seguro, la cotización y el propio vehículo de reparto. Ahora, Boyacá también quiere que el trabajo lo hagan la mitad de los repartidores y a la mitad de precio.

El tercero en discordia

Sin embargo, que esta compañía logística tenga la indecencia de pensarse que estamos de rebajas en el mercado laboral y todos los trabajadores en oferta, no le da derecho a los –con razón- indignados ruteros, a llevarse por delante todo lo que se encuentran a su paso. Aunque eso implique hacer volar por los aires los derechos de otros colectivos o, incluso, perjudicarles para que los efectos de su huelga se vean más agresivamente.

Muchos quioscos han tenido que tomar la determinación de cerrar porque no tienen ejemplares que vender, e incluso han dado explicaciones a sus clientes habituales de cuál es la situación. Pero el percal ha pasado de castaño a oscuro cuando la Asociación de Vendedores Profesionales de Prensa de Madrid ha asegurado que los quiosqueros se han sentido intimidados e incluso “han recibido los palos de los ruteros”. Algunos han sido, presuntamente, agredidos y otros tienen temor a las posibles represalias tras los piquetes.

¿Por qué no se dan cuenta? Ellos no son más que el tercero en discordia. Son una víctima más de un conflicto que les ha salpicado sin comerlo ni beberlo.

Así que, ¡entiéndanles señores repartidores! Tienen ustedes el mismo derecho a hacer huelga que ellos a no tomar esa determinación.

Continúen con su lucha porque todo el sector logístico les apoyará – de hecho, Fenadismer ya ha manifestado su postura apelando a la responsabilidad de la empresa-. Porque tienen la razón. Porque les necesitamos para satisfacer nuestro derecho a la información. Porque los trabajadores no estamos en oferta al 2×1. Porque el mercado laboral no está de rebajas.

Pero no pisen por encima de otros para llegar al final del camino, no sigan el ejemplo de quienes les llevaron a esa situación. Porque convierten su lucha en guerra. Y porque con tanto ajetreo, terminan perdiendo por el camino los porqués de este conflicto.

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Pedrolez
Pedrolez
05/08/2018 12:39

Si hacen esto y demás cosas es porque la ley actual le permite conocer cualquier resquicio que los ampare y se van de Rositas en cuanto se pone mal el tema hasta cuando el cambio de empresa sin moverte del sitio ni del puesto para tapar convenios viejos y datos que ocultan que ganan pagando algo razonable la miseria no trae más que miseria para todos ese es su gran error

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