Este podría ser uno de los tantos rótulos que “cuelgan” las empresas, en tablones de anuncios o plataformas online como Linkedin, para llegar al perfil profesional que desean emplear en cada momento. Este, en concreto, lo vi hace unos días en iberempleos.es.
La oferta original dice: “Se precisan técnicos autónomos dados de alta, para trabajos de reparación e instalación de aire acondicionado, calderas, calentadores y técnicos de electrodomésticos”. Para ser más exactos, Mahico Soluciones, firma de servicios de reparación del hogar 24 horas, es la empresa que precisa este perfil en Mallorca, a través del portal online de empleo. Yo me he limitado a hacer una ligera variación, sustituyendo la palabra “autónomos” por “autónomas”.
He de confesar que no soy de las que añaden el género femenino por doquier, pero me llamó poderosamente la atención que en la misma web, tan solo unas líneas más abajo, se añadiese un segundo anuncio en el que otra empresa solicitaba, también para la isla balear: “Director/a de Escuela de Verano con B2 de inglés, para coordinar y supervisar el buen funcionamiento del proyecto”. Y sí, se trata de una transcripción literal, en la que no he cambiado ni una sola coma.
¿Economía del lenguaje?
Aunque mi primer pensamiento, siempre concediendo el beneficio de la duda, fue imaginar que la evidente disparidad era fruto de la famosa ‘economía del lenguaje’– que tan al límite estamos llevando con redes sociales como Twitter, Instagram o WhatsApp-, el hecho de contemplar ambas ofertas tan próximas en espacio y tiempo, y a la vez tan lejanas en contenido y forma, me empujó a buscar más empleos de este tipo en la red.
“Se requiere técnico instalador de aire acondicionado”; “Buscamos 1-2 instaladores, mantenedores y reparadores de aire acondicionado doméstico, industrial y calefacción para Rivas-Vaciamadrid (Madrid)”; “Urge instalador de máquinas de aire acondicionado en Gerona”; “Se necesita frigorista reparador instalador de aire acondicionado y/o refrigeración en Rubí (Barcelona)”…

Y por si quedaba algún resquicio para la duda, este último continúa detallando, “el técnico seleccionado realizará los trabajos de reparación e instalación de diversos equipos de aire acondicionado”. Estaréis conmigo en que mis incipientes averiguaciones no han sido muy alentadoras.
Tampoco las conversaciones con algunas de las entidades representativas del sector cuando les pregunté por el papel de la mujer en el mundo instalador.
Algunas entidades me cuentan…
“En general, hay muy pocas mujeres, y las que hay suelen estar en puestos de gestión o como ingenieras de diseño de instalaciones”, me adelantan desde CNI.
“De las empresas dadas de alta en los tres últimos años, el 5 % de las personas que las representan son mujeres”, añaden en Agremia. La Confederación Nacional de Asociaciones de Instaladores y Fluidos se manifiesta en la misma línea: “La cifra de mujeres entre los instaladores es ridícula, porque el colectivo instalador es abrumadoramente masculino. En las 19.000 empresas de Conaif, el número de mujeres instaladoras podría contarse con los dedos de las manos”.
Entonces, ¿nos encontramos ante una grieta, no solo generacional, sino también de género? “Nosotros hemos intentado identificar a las mujeres que realmente trabajan como instaladoras, y, de nuestras conversaciones con responsables de centros de formación, nos dicen que el primer año suele haber en torno a un 10 % de alumnas. Una cifra que el segundo año se reduce a un 2 %.”, se lamentan desde la Confederación Nacional de Instaladores y Mantenedores.

Esta misma entidad, también relata que en la propia asociación “han tenido empresarias que llevaban una compañía instaladora (heredada de su padre, en la mayoría de los casos). Pero éstas son gerentes en puestos de mando”.
¿Es una cuestión de hacer más atractiva la profesión instaladora para la mujer o de dar un giro a la percepción que se tiene de un sector, por naturaleza, masculino?
Hacia un futuro, sin sombras del pasado
Es paradójico que se sucedan de modo incesante jornadas, charlas y otros eventos en los que se debate cómo aterrizar en un nuevo escenario para nuestro sector- donde priorizar cuestiones como la sensibilidad social hacia el medioambiente, la eficiencia energética o las energías renovables-, y aún no hayamos acabado con viejos fantasmas del pasado.
Quizás tengamos que tomar nota de algunas líneas de acción de sectores vecinos y que también nos influyen, como la anunciada hace unos días por el Consejo General de la Arquitectura Técnica en España (CGATE): la creación del primer Observatorio de Igualdad de Género del sector de la edificación.

Estoy segura de que muchos de los que os habéis animado a leerme, no lo hubierais hecho con el mismo ahínco, si hubiese mantenido intacto el titular de iberempleos.es: “Se buscan autónomos para instalación de calderas y aires acondicionados”.
¡Os espero en el próximo post!
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