En el tramo final del año es habitual hacer pronósticos y revisar las perspectivas que ofrece el próximo ejercicio. En este caso, a los análisis habituales que se realizan no se puede eludir la desbocada dinámica que provocado la variante Ómicron en la pandemia. Un factor que afectará a la actividad económica, al menos en la primera parte de 2022. No obstante, el ámbito del HVAC, como ocurre en otros mercados altamente tecnificados (instalaciones eléctricas, iluminación, industria), es un sector muy regulado donde la incorporación de nueva reglamentación (como el nuevo RITE) es muy importante y puede abrir oportunidades, con un vector esencial: la reposición.
Precisamente, en este escenario de incertidumbre, con amenazas como los problemas de suministro, la crisis de materias primas y el encarecimiento de los costes energéticos, una de las palancas de crecimiento más claras para el sector podría proceder de la reposición: la renovación de aparatos antiguos, como calderas, emisores térmicos y sistemas de aire acondicionado, por equipos más eficientes y seguros, que se podrán implantar de la mano de la normativa.

Además, y es una tendencia que se ha iniciado en 2021, con el auge de la rehabilitación, se tiene que ir produciendo de manera paulatina la renovación de los equipos que se instalaron en los años del boom de la construcción; ese periodo “mágico” entre los años 2000-2001 y el año 2008, cuando España superaba en algunos periodos el ratio de construcción de viviendas que suponía el volumen de Francia, Italia y Alemania juntas.