Un microorganismo como el ya tristemente célebre COVID-19 ha transformado radicalmente nuestra existencia; se han cumplido ya cuatro semanas de la declaración del estado de alarma y del confinamiento de la inmensa mayoría de los ciudadanos y nuevas rutinas se han instalado en nuestras vidas: aplausos a las 20.00 horas para homenajear a los profesionales sanitarios, colas en supermercados y farmacias, calles vacías en plena primavera… La incertidumbre tiñe de inquietud nuestro futuro, pero el presente está dominado sobre todo por la atención sanitaria y social a los enfermos del Coronavirus, con la tragedia de las miles de muertes, y por el refuerzo de los servicios esenciales.
Precisamente, y a pesar de las dudas que se suscitó en un primer momento, las empresas y profesionales de los ámbitos que componen el sector de la climatización, calefacción, refrigeración, producción de agua caliente sanitaria, frío industrial/comercial y ventilación constituyen un servicio esencial en su conjunto, “para garantizar a los ciudadanos e industrias el confort térmico, más aún en estos momentos de confinamiento de la población”, como afirmaron en un comunicado las organizaciones empresariales AFEC y FEGECA (fabricantes), AMASCAL (canal de la distribución) y CONAIF (instaladores).