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Son servicios esenciales

Un microorganismo como el ya tristemente célebre COVID-19 ha transformado radicalmente nuestra existencia; se han cumplido ya cuatro semanas de la declaración del estado de alarma y del confinamiento de la inmensa mayoría de los ciudadanos y nuevas rutinas se han instalado en nuestras vidas: aplausos a las 20.00 horas para homenajear a los profesionales sanitarios, colas en supermercados y farmacias, calles vacías en plena primavera… La incertidumbre tiñe de inquietud nuestro futuro, pero el presente está dominado sobre todo por la atención sanitaria y social a los enfermos del Coronavirus, con la tragedia de las miles de muertes, y por el refuerzo de los servicios esenciales.

Precisamente, y a pesar de las dudas que se suscitó en un primer momento, las empresas y profesionales de los ámbitos que componen el sector de la climatización, calefacción, refrigeración, producción de agua caliente sanitaria, frío industrial/comercial y ventilación constituyen un servicio esencial en su conjunto, “para garantizar a los ciudadanos e industrias el confort térmico, más aún en estos momentos de confinamiento de la población”, como afirmaron en un comunicado las organizaciones empresariales AFEC y FEGECA (fabricantes), AMASCAL (canal de la distribución) y CONAIF (instaladores).

Un carácter esencial que también desde compañías como Saltoki o asociaciones como AGREMIA se han encargado de poner en relieve a través de sus páginas web o comunicados, dejando clara la importancia clave de la cadena de valor del sector.

Hospital de campaña situado en el recinto de Ifema.
Hospital de campaña situado en el recinto de Ifema (Feria de Madrid), en cuyas instalaciones han trabajado de manera voluntaria numerosos instaladores.

Labor esencial de los instaladores

De hecho, empresas instaladoras en toda España se han dedicado en las últimas semanas a proporcionar principalmente los servicios y equipos necesarios para asegurar los suministros básicos de las infraestructuras críticas. Esta actividad esencial se ha centrado en hospitales, centros de salud, comisarías, residencias, edificios públicos, etc. y en inmuebles privados, desde viviendas hasta centros industriales, y muchos de estos últimos relacionados con servicios esenciales. Incluso su trabajo ha sido imprescindible para la puesta en marcha de hospitales de campaña en recintos feriales u otras zonas en numerosas ciudades del país.

Así, profesionales de la instalación y autónomos en toda España están trabajando en la instalación de tuberías para circuito de oxígeno, de calderas y calefacción en residencias de la tercera edad, de equipos de climatización en centros sanitarios, en la reforma o ampliación de una pabellón hospitalario, el tratamiento de aire o el mantenimiento de sistemas e instalaciones en estos emplazamientos; una labor esencial ya que la utilización intensiva de estas instalaciones en este difícil periodo obliga a prestar un mantenimiento eficaz y continuado, y a resolver de manera ágil las averías que se producen. En una cadena donde fabricantes y distribución profesional se encargan de que materiales y productos sean suministrados en los niveles y plazos adecuados para atender las necesidades de los instaladores.

Instaladores de la empresa Aclimar en las obras de un nuevo pabellón del hospital Doce de Octubre, en Madrid. Una actividad esencial.
Operarios e instaladores de la empresa Aclimar trabajando en las obras de un nuevo pabellón en el Hospital Doce de Octubre de Madrid, en el que dar cabida a más Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

En este sentido, es encomiable que en muchas de estas obras e intervenciones los instaladores se hayan prestado voluntarios para participar, a pesar del riesgo para su salud que ello conllevaría, si bien son conscientes de las medidas de seguridad que se han de tomar.

Protección a pymes, micropymes y autónomos

Al margen de esto, lo que es evidente es que la actividad ha caído de manera sustancial, y que este descenso se prolongará más allá del estado de alarma, un final de esta situación que abrirá un periodo de transición donde la deseada recuperación de la normalidad llegará en varias etapas que todavía no se han determinado; lo único evidente es que el término del estado de alarma no supondrá automáticamente una reanudación de la actividad.

En este contexto, las pymes y, especialmente, micropymes y autónomos, son organizaciones vulnerables que están acusando más que las grandes corporaciones este “coma inducido” de toda actividad, como lo ha definido el economista José Carlos Díez. Esta fragilidad debería traducirse en una protección adicional para que estos perfiles empresariales sobrevivan y puedan sostener su negocio sin pérdidas en empleo significativas.

Por ello, las patronales antes citadas AFEC, FEGECA, AMASCAL y CONAIF han reclamado al Gobierno una serie de ayudas a la liquidez de estas empresas, con fijación de unos intereses bajos para los créditos ICO en consonancia con su situación, la ampliación de los CNAES a los de las empresas, pymes y autónomos del sector para poder acceder a las líneas de crédito y otras medidas en la prórroga del pago de impuestos y en la cotización de autónomos, por mencionar algunas.

Una actuación más decidida de los estamentos públicos contra la morosidad y el abuso en el aplazamiento de los pagos también sería de gran ayuda.

Efectos positivos de la pandemia

Como en toda crisis, también existe un reverso positivo del confinamiento obligado por la crisis del COVID-19, de los que emergen dos aspectos: la reducción de los gases de efecto invernadero, y una mayor atención a la calidad de aire interior, un factor un tanto desatendido.

Así, el aislamiento de la población en los hogares y el “apagón” virtual de la economía ha provocado unos cielos limpios en nuestras ciudades como no se habían registrado en décadas. En relación con ello, esto nos debería llevar a pensar que las energías renovables son también parte esencial para salir de este parón económico, potenciando la eficiencia energética, aunque eso es tema para otro post.

Las casas se han convertido en oficinas por el teletrabajo, por ello la calidad del aire interior aumenta su importancia.
La calidad del aire interior ha cobrado todavía más importancia a raíz de la situación de aislamiento forzoso, donde los hogares se han convertido también en oficinas por el teletrabajo.

En segundo lugar, el confinamiento en espacios reducidos como los hogares nos debería hacer más conscientes de la relevancia de la calidad de aire interior, un elemento que a veces pasa desapercibido pero que es fundamental para el confort en otros espacios como aulas, oficinas, salas de reuniones, etc., etc., y donde las tecnologías de ventilación junto con otros sistemas permiten mejorar este aspecto.

No quiero terminar este post sin agradecer su esfuerzo mayúsculo a médicos, enfermeras y otros trabajadores de centros sanitarios y residencias de ancianos, a la Guardia Civil, Policía Nacional y otros cuerpos de seguridad, el Ejército, transportistas, empleados de supermercados y trabajadores del campo, entre otros muchos colectivos

Pero tampoco olvidamos a los técnicos y profesionales del sector del climatización, calefacción, refrigeración y ventilación, a los que rendimos homenaje con el hastag #SomosEsenciales. En este enlace se ofrece el último ejemplo.

Seguiremos informando desde Cuadernos de Climatización y Confort, dado que, además, la información útil y honesta también es un bien esencial. Un abrazo a todos.

#Quedateencasa

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