«Carne con las propiedades del pescado que no será tan perjudicial para la salud». Sí, escrito así y sin ningún pudor, ni sentimiento de culpa. La gente pierde el norte. Y lo que es peor, cada vez sucede con mayor frecuencia. Y lo que resulta más grave, lo difunde amparada en la facilidad que otorga Internet unida a una ausencia total de valoración de las consecuencias.
Me explico. Hace unas semanas, diferentes medios difundieron una información sobre un estudio publicado en Biotchnology Letters por el investigador chino Zan Linsen. Un trabajo en el que había aislado el gen FAT1, que convierte la grasa en Omega 3, y luego lo había aplicado en las células fetales de ganado vacuno de la raza Luxi.
El problema, más que con el estudio, llegaba con la manera en que se había elaborado la noticia sobre los resultados de dicho estudio, empezando por la primera frase de este post.
Según la información que se replicó en varios medios, dicha técnica tiene las siguientes ‘ventajas’: