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Hordas de cerdos asedian el castillo de Gormaz

Cerdos: Asedio al castillo de Gormaz.

Casi 12 siglos contemplan las murallas del castillo de Gormaz. Sus piedras fueron testigos mudos de épicas batallas y míticos guerreros como Almanzor o el Cid han gobernado amplios territorios desde sus salones. Durante la Reconquista, su condición de enclave estratégico lo llevó a lucir alternativamente en sus almenas pendones cristianos y musulmanes, que ganaron su derecho a mecerse al albor del viento soriano en lides a sangre y fuego dirimidas frente a sus saeteras. Contiendas que parecían haber concluido hasta ahora, cuando el castillo de Gormaz corre el riesgo de volver a ser asediado por un ejército de bestias. Concretamente cerdos. 4.200 para ser más exactos.

La noticia de que el BOE de Castilla y León ha aprobado la puesta en marcha en sus proximidades de una granja de cerdos (probablemente donde se libraron muchas de esas rellertas) ha soliviantado a los 90 vecinos de los dos pueblos colindantes y a diversas organizaciones ecologistas, que han tildado la ubicación de dicha instalación de atentado visual.

Y eso es precisamente lo que me ha llamado la atención: que en esta ocasión lo que moleste sea estropear el paisaje que se ve desde la fortaleza en cuestión. Aclaro más para evitar dudas. Me ha llamado la atención porque puedo estar perfectamente de acuerdo con ese argumento… si se trata de ‘café para todos’.

Contaminación visual

Medios de comunicación, webs de organizaciones ecologistas, blogs… Como digo, son muchos los que se han hecho eco de la noticia y todos señalan que el motivo para pedir que no se implante la granja es que está a dos kilómetros del castillo y en línea directa con la puerta del mismo. Es decir, que los turistas la verían cuando miren el paisaje desde ahí.

Argumento más que defendible así planteado, pero que requiere más concreción. Por ejemplo…

  • ¿Protestarían vecinos y ecologistas si la instalación aprobada fuese de tomates?
  • ¿Y de tornillos?
  • ¿Qué pasaría si fuese una bodega?
  • Mejor aún, ¿y un campamento ecologista?

Dado que el problema argumentado es que se contamina visualmente el paisaje, entiendo que sí, que las protestas serían las mismas fuese cual fuese la instalación levantada en el bello páramo que rodea el baluarte. Al fin y al cabo, lo que verían los ociosos viajeros en todos los casos serían muros, sin importar lo que estos alberguen.

Y basar una prohibición a esta granja en dicho argumento nos llevaría directamente a generar un precedente que podría perjudicar enormemente las posibilidades de generación de riqueza en la llamada ‘España vaciada’.

Me explico…

¿Dónde están los castillos?

Los lugareños del medievo castellano no leían a Sun Tzu (de hecho, salvo algún que otro monje o quizá un noble en la intimidad, nadie leía nada de nada), pero tenían muy claro por vivencias en carnes propias lo que el maestro chino escribió en ‘El arte de la guerra’:

Ataca desde arriba hacia abajo y no al revés.
Un ejército prefiere un terreno elevado y evita un terreno bajo, aprecia la luz y detesta la oscuridad.

Sun Tzu
Cerdos: El arte de la guerra porcina

Esa es la razón por la cual la inmensa mayoría de castillos están ubicados (con toda lógica) en zonas elevadas, fácilmente defendibles, difícilmente atacables y con excelente visibilidad de su entorno. Y por eso mismo, de acuerdo al argumento esgrimido contra esta granja, cualquier industria que se ubique en las proximidades o valles controlados ópticamente desde cualquiera de estos bastiones defensivos atentará visualmente contra los mismos y debería prohibirse.

Insisto, no lo digo yo. Se concluye directamente de la petición expresa de vecinos del castillo de Gormaz y organizaciones ecologistas.

¡Pobre España rural!

Plagada como está (afortunadamente) de preciosas ruinas de alcazabas, torreones, alcázares y fuertes. Por no hablar de ermitas, iglesias, estelas funerarias y edificaciones varias declaradas monumento de interés general. Si la queja por contaminación visual de Gormaz pasase a ser considerada un precedente y se prohíbe toda instalación que atente visualmente contra un bien cultural, será el fin de cualquier posible industria en la mayoría de poblaciones españolas.

Y reitero. Yo estaría de acuerdo con el ‘café para todos’ porque me incluyo entre los que quieren proteger los bienes culturales y los paisajes.

Con lo que no estaría de acuerdo, porque significaría usar diferente vara de medir y una completa discriminación, es con que ecologistas y lugareños no se quejen si las instalaciones a edificar fuesen las citadas de tomates, tornillos o vino (de las suyas ni me pronuncio). Al fin y al cabo, repito, desde las almenas lo que molesta visualmente son los muros que tapan paisajes, no lo que hay dentro de ellos. ¿O no?

¿Molesta la instalación o molestan los cerdos?

Interesante pregunta, ¿verdad?

Esta noticia no es más que un ejemplo de hasta qué punto ha perdido el sector cárnico el terreno del relato. Quejas como esta se producen habitualmente en España con toda clase de instalaciones. Y de hecho alguna llega a los medios de comunicación, sí, pero ocupando apenas unas líneas y lejos de los grandes titulares de portada.

Pero resulta que lo de Gormaz son cerdos. Y poner en la picota cualquier cosa que tenga que ver con el sector cárnico se ha convertido en algo que vende. Que da clics. Casi una moda. Pareces más molón si te metes con la industria cárnica mientras te tomas el gin tonic con los amigos (acompañado de un poquito de ibérico o serrano, claro, que así está más rico, ¿verdad?). Por eso, porque con el ‘relato anticárnico actual’ vende más, se especifica en los titulares que se trata de cerdos.

Lo que ocurre es que, al hacer eso, y ya estoy pasando al terreno del neuromarketing, en la mente del consumidor el problema se reubica. Se cambia la perspectiva y quien perjudica al paisaje ya no es la instalación en sí, sino los cerdos. Y de este modo, colateralmente, la bola de la ‘maldad del sector cárnico’ sigue creciendo.

Con esos titulares, los lectores dan por supuesto que el sector cárnico hace algo malo. Cosa que no es verdad. Porque la granja proyectada en Gormaz (o cualquier otra aprobada por la ley) cumple la legislación en todo, incluyendo:

  • Distancias a la población y a núcleos como el castillo.
  • Tamaño máximo establecido en España para explotaciones ganaderas (que ya de por sí evitaría que se hablase aquí de macrogranjas).
  • Gestión del agua (en modo alguno superior a algunos cultivos vegetales que ocupan mucho menos terreno).
  • Gestión de los purines (por favor, activo el modo irónico para pedir que alguien haga ya una foto de una montaña de purines contaminando ‘ad aeternun’ una pedanía española. Parece increíble que no se vean a diario en RRSS teniendo en cuenta lo mucho que se habla ahí de la gran cantidad de purín que se genera y de cómo contamina por tirarse sin más por ahí. ¿O será que no se hacen fotos porque el purín se recoge, se trata y se reutiliza pese a lo que cuentan los ‘todólogos’ sociales?).

Como los niños…

No sé, a mí todo esto me parece un caso agudo de ‘problemas del primer mundo’.

Lo queremos todo.

Queremos que la España vacía ofrezca posibilidades laborales, pero sin empresas que contaminen visualmente.

Queremos tener una casa de campo, pero sin campo. Es decir, con autopista hasta la puerta, supermercado en la esquina, restaurante fino y nada de cerdos, vacas y ovejas. Perdón, lo olvidaba, y con castillo con vistas.

Por favor, que alguien facilite con urgencia a los Ministerios de Cultura e Industria un listado de sectores cuyas instalaciones sí pueden verse desde un castillo o monumento de interés histórico y cuáles no. No vaya a ser que a alguien le de por ponerse a emprender y crear empleo en el mundo rural y la líe parda…

Autocita

Aplicar la ‘claúsula cárnica’

Sigo insistiendo, yo no pondría ninguna instalación industrial allá donde de verdad se estropee un buen paisaje, y mucho menos si cuenta con una joya como el castillo de Gormaz.

Pero mientras no me demuestren lo contrario, pensaré que en muchos casos como este simplemente están aplicando la ‘claúsula cárnica’.

Vamos, que como sucede en este diálogo de Charada: en realidad da igual dónde se ponga la granja de cerdos. Allá donde lo hagan, mientras sea de cerdos, siempre habrá quien diga que le ataca visualmente porque la vista que le gusta es precisamente esa.

Me está tapando la vista.
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Paco
Paco
11/10/2021 08:05

Excelente artículo y reflexión.

Ana
Ana
08/10/2021 12:51

Genial tu reflexión…..

Lorenzo
Lorenzo
01/10/2021 11:05

Enhorabuena José Carlos, nuevamente nos deleitas con una magnífica reflexión sobre la industria cárnica, en este caso revestida, probablemente, de impacto visual. Acuerdo contigo de la primera a la última letra. Esperando ya tu próximo post!!

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