Ni productos ni servicios. Experiencias.
El producto y el servicio se han convertido en mercancías fáciles de sustituir. Lo que cuenta es la experiencia alrededor: cómo te lo venden, qué recibes al llegar al comercio, qué beneficios te aporta, si te sientes orgulloso de recomendar tal sitio o tal marca, el tiempo que tardas en obtenerlo, la exclusividad del producto o servicio, la facilidad para que te resuelvan un problema, etc. En definitiva, damos por hecho que el producto y el servicio lo podremos obtener más o menos fácil. Perseguimos llenar la mochila de buenos momentos que podamos compartir, recordar, contar y recomendar a nuestros amigos. Y de esto van los negocios en la actualidad.