Uno de los libros que más me marcó cuando era adolescente fue ‘Los tres mosqueteros’, de Alejandro Dumas. Esta famosa novela y posterior(es) adaptación cinematográfica tiene una frase mítica que aprenden niñas y niños en múltiples contextos colaborativos como el deporte o el trabajo en equipo en el colegio. ¡Uno para todos y todos para uno! Tras la III Jornada de Jóvenes Ferreteros que vivimos el martes de esta semana en Madrid, llegué a casa cargado de energía y me vino a la mente esta escena de Los tres mosqueteros.
‘¡Uno para todos y todos para uno!’ es un juramento de auxilio mutuo y unión que ofrecen los mosqueteros a D’Artagnan, en un momento de la historia de Francia (siglo XVII) en el que gobernaba Luis XIII con la ayuda imprescindible del Cardenal Richelieu. En la historia de la humanidad, siempre ha habido seres poderosos (no diré malvados) que se aprovechan de los débiles. Es en estos momentos, incluso en épocas más individualistas como la que vivimos ahora, cuando despierta en el ser humano la necesidad de colaborar.
Volvamos a noviembre de 2018. Batalla en el sector del bricolaje. Luis XIII ha dado paso a Amazon y al Grupo ADEO y el Cardenal Richelieu a Jeff Bezos. Los mosqueteros, ferreteros aguerridos, pueblan España e intentan defenderse y competir con los nuevos Bricomart y Leroy y AKI urbanos. Con Amazon no saben bien qué hacer, si seguir indignados por la pérdida de rentabilidad que les produce su política de precios bajos sustentada en muchos casos por los propios fabricantes con los que llevan trabajando años en la ferretería -¡traidores!, gritan algunos- o, por el contrario, aliarse con el enemigo y convertirse en un seller -negocios que venden a través del marketplace de Amazon- porque, en definitiva, vender a través de Amazon es como vender a la señora María.
A veces, el carácter ferretero -cada vez tengo más claro que este se inocula en la sangre del que despacha tornillos y alcayatas-, tiende a la queja, a la depresión y al no tengo tiempo para estas cosas. Sin embargo, mi experiencia con los jóvenes ferreteros con los que compartí café y sushi el pasado martes, se envalentonan y motivan cuando se habla de colaborar, entre ellos mismos y con los fabricantes.
Echan de menos más atención por parte de las marcas, más formación en producto y marketing; exigen de ellos, al menos, el mismo trato que a los poderosos, porque no es bueno para nadie que uno o dos actores monopolicen el sector; se les ponen ojos de interés cuando se habla de digitalización para generar más negocio aunque les cueste saber por dónde empezar; comparten entre ellos casos de éxito de sistemas de gestión de inventario o proveedores logísticos. En definitiva, les gusta salir de la ferretería y hablar con compañeros. Mezclarse, compartir problemas e historias de éxito y hacer piña. Hablan de unirse para competir y ser más fuertes. Quieren poner en marcha cosas. ¡Quieren colaborar!
El riesgo que acecha, desde mi punto de vista, es la nostalgia de tiempos pasados que nunca volverán. Así hablaba el joven Werther en la famosa novela de Goethe, ‘Las desventuras del joven Werther’ (1774). “Los sufrimientos de los hombres serían más leves si éstos -¡sabe Dios por qué los hizo así!- no se dedicasen con tal encono de la imaginación a evocar los recuerdos de los males pasados antes que a afrontar un ahora indiferente”. O lo que es lo mismo, dejemos de repetir lo difícil que está todo y que el puto Amazon y que las jodidas marcas blancas y enfrentemos el presente entendiendo primero cuáles son las necesidades de los clientes y poniendo en marcha ideas que traigan a la gente a nuestras tiendas.
El ahora de 2018 requiere centrarse en el cliente, digitalizarse y colaborar. Colaborar entre ferreteros y colaborar con los fabricantes. Apelo a ambos a continuar el ambiente creado en la Jornada de Jóvenes Ferreteros, todo el año. Amigos míos, ¡uno para todos y todos para uno! Contáis conmigo para hacer crecer el sector de ferretería y bricolaje.
Buenas tardes, estas en lo cierto que los pequeños ferretereros tenemos que unirnos, codo con codo, y no competir entre nosotros, el enemigo comun sabemos cual es. Pero para ello, creo, y de forma principal, quien tiene que dar un paso en firme para estos son los fabricantes, si ellos no se “alian” con nosotros, por mucho que nosotros queramos, con su ayuda no podremos ser competitivos.
Fabricantes, no solo mirad a los grandes, los chicos tambien existimos.