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Esta bacteria se jama el caucho

La contaminación descontrolada por los derivados del petróleo se ha convertido en un dramático problema ambiental.  Se producen 500 mil millones de botellas de plástico al año de las que 8 millones de t recalan en los océanos, se abandonan 30 millones de botellas al día y una bolsa de plástico tarda 150 años en desaparecer . En España el 50% de los residuos que llegan a sistemas de gestión no se reciclan, y se generan más de 300.000 t anuales de neumáticos fuera de uso.

Hay una fabricación incesante de bolsas de plástico de polietileno (PE), botellas de polyester (PET), electrodomésticos de polipropileno (PP) y tuberías de cloruro de polivinilo (PVC), que suelen ser productos de un solo uso. Por lo que si seguimos a este ritmo se estima que en 2020 la producción de plásticos aumentará casi un 1.000% por encima de lo que se producía a final del siglo pasado.

Pero como predijo HG Wells en su Guerra de los Mundos, la evolución microbiana ha llegado para transformar  algunas especies que salvarán La Tierra. Se ha aislado una bacteria en vertederos PET bautizada Ideonella sakaiensis, que ha modificado sus procesos enzimáticos para convertir este plástico en su fuente de carbono. Y ya se están ensayando cepas para la digestión de otros derivados del petróleo.

Los vertederos de neumáticos se podrían convertir en granjas de microbios que transformarían su deshecho químico en energía

Otro plástico convertido en problema ambiental es el polímero formado de la planta del caucho o PVC flexible que componen los neumáticos. Y en esta ocasión la biología también llega al socorro de sus residuos. Cambios genotípicos acontecidos hace escasos 70 años han originado la bacteria cocacea gram+ y un hongo filamentoso con capacidad de degradar el caucho para alimentarse. Según su descubridor, el chileno Jorge Miles, estos dos microorganismos podrían hacer desaparecer el caucho de las ruedas en apenas unos años, un tiempo irrisorio si se piensa en los miles de años que necesitan para eliminarse a la intemperie. Los vertederos ilegales de neumáticos, que tanto cuesta a las administraciones retirarlos, se podrían convertir en granjas controladas de microbios que en 17 meses transformarían el material químico en energía.

Ya se está programando cómo inocular estas bacterias en la goma. Impregnarnos en los neumáticos del futuro para que degraden y se vayan alimentando del caucho a lo largo de su vida útil, y evitar el almacenamiento como NFU. O trasformar el vertedero de neumáticos en un biorreactor que contuviese la bacteria.

La industria del neumático podría ampliar el enfoque de su producción con novedosas plantas de digestión anaerobia, técnicas de biodegradabilidad para sus propios polímeros y gestión de residuos. Y así relacionar la tasa de crecimiento de estos microorganismos con la cantidad de caucho sintético que son capaces de asimilar para ayudar a preservar la conservación del planeta.

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