La semana pasada asistimos, como gusta a Ancera, a su XXVIII congreso que se celebrada esta vez en Madrid. Sobre la pasarela Bertha, allá donde se exhiben las modelos en la Cibeles Fashion Week, como si de un desfile de finura y elegancia se tratase, estuvieron recambistas, fabricantes y asociaciones debatiendo el pasado jueves sobre los problemas que acucian al sector de la posventa: estructuras renovadas en el mercado, la amenaza china, y la venta digital.
Organizado con una estructura muy abierta, sin atriles ni mesas de por medio, para facilitar el debate como hacen en el english parlamient, con un Miguel Angel Cuerno de maestro de ceremonias siempre claro, agudo y a veces socarrón. La prensa del sector ocupábamos las plazas de abajo, en barrera, sin apoyo para tablets ni cuadernos pero con un fácil tiro de objetivo para retratar a la misma audiencia de siempre, un año más viejos eso sí. Todo despejado para la esperada intervención de Oscaro. Un distribuidor on-line con intención de vender allá donde se pueda, saltándose los canales establecidos que representaban los grupos y distribuidores asistentes. Pero Ascensión Molina y Marie-Astrid Augustin encontraron la manera de escudarse. En un ruedo al descubierto que invitaba más a la persecución y lanceo del toro de la Vega que a su defensa dialéctica, las jóvenes afrancesadas esquivaban una y otra vez los envites de los veteranos factótums del aftermarket.
Habíamos escuchado sobre nuevas tecnologías y aún nos quedaba el eShow, pero para entonces las de Oscaro ya capeaban las embestidas del respetable con su nueva forma de vender digitalmente el recambio libre, saltándose plazos de entrega, al minorista, grupos de compra y sus redes de talleres. ¡Ay! tanto esfuerzo consagrado a la distribución por parte de los empresarios asistentes. Parece una realidad que la venta a través de canales on-line seguirá creciendo, aunque de momento esta facturación supone un minúsculo porcentaje del 8% según Gipa. Y ya no voy a dar más publicidad a la multinacional francesa, que si quieren promocionarse con mis lectores que lo paguen.
Cerramos la jornada con un suculento menú de cena en un hotel madrileño. Y allí echamos en falta a muchos de los fabricantes del recambio que debían habernos acompañado también en las tradicionales entregas de insignias por una vida al recambio. Y más después de haber confirmado su asistencia.





