¿Asistimos meramente a una época de cambios vertiginosos o más bien podemos considerar que somos espectadores y protagonistas de un verdadero cambio de época?
Es indudable que nuestro mundo contemporáneo está experimentando una disrupción exponencial de cambios nunca antes conocida en la historia de la humanidad gracias a una variable no humana: la tecnología. Esta disrupción nos sitúa ante un contexto que los expertos han descrito hace tiempo como un entorno VUCA caracterizado por la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad.
Es cierto que estas características definen con rigor la época actual que estamos viviendo, y que por su naturaleza suponen un desafío decisivo para la gestión, precisamente, de un factor no tecnológico: los equipos humanos y su talento. Este desafío ya fue señalado por Kant –precisamente al comienzo de una nueva época como la ilustración- al afirmar que “la inteligencia de los individuos se mide por la capacidad de incertidumbre que son capaces de soportar”.
No obstante, los directivos y CEOs de las grandes compañías, pero también de las pequeñas y medianas, deberíamos ser conscientes de que no solo asistimos a una época de cambios como los ya descritos, sino a un autentico cambio de época. Esta nueva era o nuevo paradigma se categoriza como cuarta revolución industrial. De manera un tanto paradójica, y a diferencia de las anteriores, esta nueva transformación de la economía no es fruto de una transición industrial basada en una determinada fuente de energía sino en el conocimiento tanto de la mente humana como, especialmente, de la inteligencia artificial. La gestión de los datos se convierte de este modo en el nuevo petróleo de esta transformación digital que bien podemos vivir como meros espectadores pasivos o protagonizar en clave de oportunidad.
De este modo, a nivel global vemos cómo la llamada “Industria 4.0” está abriendo las puertas a un nuevo y apasionante modelo económico. Por un lado, con nuevos productos conectados, un amplio abanico de servicios que derivan de la conectividad entre producto y consumidor y, por ende, inéditos modelos de negocio. Por otro, una novedosa concepción de las ciudades, la agricultura y la industria, con procesos productivos más flexibles, competitivos, con menor tiempo a mercado y más cercanos al consumidor.
La oportunidad de mejora que representa para las empresas esta nueva época es fabulosa, siempre y cuando éstas se adapten con velocidad al nuevo entorno y dispongan de una visión estratégica desplegada con consistencia.
Pero la velocidad no es la única variable decisiva para la gestión excelente en esta nueva época. Junto a la tecnología y su veloz desarrollo, el talento y su gestión es la otra clave para el éxito en esta nueva era. De esta cuestión, querido lector, me ocuparé en mi próxima colaboración en el blog de Cuadernos de Logística.
[…] la lectura del primer post de mi blog en Cuadernos de Logística titulado ‘¿Época de cambio o cambio de época?’ pudiste apreciar, querido lector, que somos protagonistas de un verdadero cambio de época bajo […]