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¡¡Mi padre no entiende nada!!

Por Tomás Simón

Tengo un padre de 97 años, ingeniero frustrado, manitas, criado en Francia, gran conversador, muy curioso, aficionado a la lectura y preocupado por entender todo lo que ocurre a su alrededor; no entiende nada de nada del avance tecnológico actual. Imagino que hay bastantes personas, independientemente de la edad,  que se encuentran en una situación similar o peor que la de mi padre cuando les machacamos con conceptos como Smart City, Big Data, IoT, Cloud, etc. En fin, todo lo referente a la digitalización.

Estamos “infoxicados”, es decir, que padecemos un sobreexceso de información que provoca caída del conocimiento y atención. Se está consiguiendo el efecto contrario al que se quiere transmitir.

La brecha de la ignorancia se acrecienta en una sociedad sobreinformada y de ahí que cada vez hay más gente que sabe un poco de muchas cosas, pero pocos que sepan mucho de algo. Los conceptos que trae consigo todo lo digital avanzan a tal ritmo que es complicado que una sociedad como la española, lenta en la toma de decisiones y conservadora frente a los cambios, sea capaz de reaccionar a tiempo.

“Nada nace sin necesidad” y la transformación digital no iba a ser menos. Ésta no es un capricho sino una urgente necesidad que viene para quedarse, por eso hay que anticiparse al futuro. La irrupción de lo digital en la sociedad es muy intensa y su uso ya ha generado diferentes formas de comunicarnos, compartir información y, en muchos casos, orienta las decisiones de las personas.

La tecnología, activadora de cambios de hábitos

Para mí, uno de los principales problemas es la comunicación, ¿hablamos todos el mismo lenguaje? Creo que no. Es como si nos preocupáramos de cocinar una gran receta para la cena y se nos olvidara avisar a los invitados. Vivimos una época fascinante por la posibilidad de tener acceso a tanta tecnología y conocimiento. No sé si todos estamos de acuerdo en pensar que es un “cambio de época” o una “época de cambios”.

Una “época de cambios” nos lleva a aceptar imprevistos o cambios inesperados, pero siempre dentro de un mismo contexto o modelo cultural, si se quiere llamar así. Los que defienden esto se basan en que una tecnología no es relevante hasta que no se adopta o incorpora en los hábitos de las personas y la sociedad. Por ello, debemos entender que el “cambio de época” no llegará hasta que no se produzca la ruptura de las barreras mentales (como las de mi padre y otros muchos).

Además, lo relevante de una tecnología no es tanto qué es capaz de hacer sino para qué sirve. Si miramos a nuestro alrededor vemos que tenemos artilugios e invenciones de dudosa utilidad.

Por otro lado, los defensores de considerar que estamos en una “época de cambios” hablan que gran parte de las personas que afirman que estamos en un “cambio de época” tienen un interés comercial explícito.

Un nuevo modelo de sociedad, mejor información y más aprendizaje

Sin embargo, un “cambio de época” nos lleva a una mutación muy diferente. No solo es el cambio de los factores, sino una nueva fórmula, es decir, un cambio de era. La cuestión es más compleja; es un cambio profundo de la estructura mental del ser humano: un nuevo modelo de cultura, una nueva sociedad; es otro nivel de consciencia, un auténtico cambio de época. Los defensores del “cambio de época” lo son porque dicen que tiene un impacto en el conocimiento. Si cambia la forma de aprender, cambia la cultura de una sociedad y, por tanto, cambia la humanidad.

A todo se añade un aspecto importante: es una tecnología que impacta en más de un hábito al mismo tiempo. Tiene efectos exponenciales que evidencian la rapidez con la que viene. Por ejemplo, “cada dos años se duplica el número de transistores de un circuito integrado, es decir, se duplica su capacidad”. Es global, porque el impacto es en todo el mundo al mismo tiempo. Las nuevas generaciones (nativos digitales) se comportan de modo diferente frente a la tecnología; los niños de dos años manejan el Ipad y los de catorce años están hiperconectados en las redes sociales.

Las empresas que dominan los mercados son aquellas que han sabido adaptarse a las nuevas tecnologías para ser mucho más eficientes.

Mi posición está en que para transformar la sociedad, se necesita aumentar la información y el aprendizaje. Activar a un montón de gente que, de por sí, son pasivos digitales. En función de la velocidad con la que se realice lo anterior viviremos una “época de cambios” o un “cambio de época”.

Después de todo lo expuesto, mi  padre sigue sin entender nada. ¡¡Que seáis buenos!!

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M.Jesús Fdez Zemper
M.Jesús Fdez Zemper
09/05/2018 20:56

No podría estar más de acuerdo, ese efecto exponencial es tan veloz que, o te subes en marcha, o te quedas en tierra. La información es poder y hemos de buscarla en los nichos adecuados, educarnos y formarnos. Ese el el principio de todo, a fin de cuentas: Educación.

Y si mi padre levantara la cabeza… como dice mi hija, alucinaría pepinillos !!!

ÓSCAR COBALLES
ÓSCAR COBALLES
26/03/2018 19:11

Me parece fantástico tu comentario.
Estoy totalmente de acuerdo. Siento que, no ya tu padre, sino la “generación intermedia”
sufrimos de lo mismo. No llegamos a “adaptar” el concepto anterior, cuando sobre el mismo ya existe otro.
¿Falta “formación” entre los usuarios?, o simplemente es resignación: “Yo no voy a necesitar eso”.
La comunicación de las “necesidades” hace tiempo que está establecida, pero ¿la afrontamos los necesitados?
Un saludo.

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