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El miedo a la construcción de naves logísticas

Por Ricardo J. Hernández

Si no sabes que va a pasar dentro de cinco años, no merece la pena levantar un edificio. Así de rotundos se muestran en público algunos promotores de inmuebles y naves logísticas. Un sector que está en plena ebullición en España, batiendo sus propios récords de metros cuadrados de nuevas promociones. Y aún así, falta oferta para la demanda creciente.

Las razones para esta paradoja hay que buscarlas en el entorno económico y la historia más reciente.

Nuestra tradicional senda pendular, la de la economía española, nos coloca ahora con las mayores tasas de crecimiento económico. Da miedo pensar en similares indicadores pre-crisis. Pero es lo que hay. La economía tira. El consumo tira. Y todos tiran de la logística. La apertura de centros y naves logísticas para servir al consumidor que compra y compra (¿habremos aprendido algo?), ya sea en tiendas físicas o virtuales, deja sin resuello al más pintado.

Nuevos inmuebles y naves logísticas en las zonas tradicionales cercanas a las grandes urbes (las menos porque hay muy poco espacio disponible), en los extra-radios y en las llamadas terceras, cuartas… coronas, un poco más allá, hasta 30 ó 40 kilómetros alrededor de Madrid, Barcelona… Incluso se ocupan superficies más pequeñas. Pulmones puramente urbanos como la red que está montando Logiprime (2018-2019). Primero en el interior de la M-30 y las Rondas en Madrid y Barcelona. Enseguida en otras capitales.

Con todo, no hay espacio disponible. Ya por cuestiones orográficas; ya porque las corporaciones locales miman el terreno público (que supone las mayores superficies potencialmente edificables) y dilatan las concesiones, hasta los que presumen de no hacerlo; ya porque en ayuntamientos gobernados por la nueva izquierda populista no quieren oír ni hablar de nuevas infraestructuras (tampoco hoteleras) para defender su particular modelo de sostenibilidad social.

Y tampoco hay más promociones donde si hay suelo disponible, por la razón apuntada en la primera línea. Miedo. Mucho miedo. Recordado a hierro y fuego porque la crisis aún está ahí, muy visible, y ningún promotor quiere volver a ver la enorme osamenta de edificios abandonados, vacíos, y zonas logísticas inacabadas. Su peor pesadilla.

Naves logísticas ¿ventura sin riesgo?

Sin embargo, ese es su negocio. Quiero decir que no hay negocio sin riesgo. Ni riesgo sin ventura. Esa es la gracia. Si todos supiéramos lo que ocurrirá dentro de cinco años… La vida y los negocios serían más fáciles. Pero mucho más aburridos. Y potencialmente menos exitosos.

Desde luego, quienes promueven infraestructuras o naves logísticas arriesgan mucho. Pero también ganan mucho, escudándose en ese riesgo e incertidumbre. No se puede ganar siempre. Los clientes de las promotoras (distribuidores comerciales, nuevos negocios de venta on-line, operadores logísticos, etc. ), necesitan a los mejores socios de riesgo compartido en momentos como este. De crecimiento y cierta cautela, desde luego. Aprendida al darnos de bruces con el portazo del estancamiento. En 2008. No hace tanto.

Quien interpreta esas necesidades correctamente y sabe que con el “ganar-ganar” también se asume el “perder-perder” tiene más y mejores oportunidades. Y será reconocido como verdadero socio inmobiliario ¿O es que acaso Coca-Cola, Carrefour, Inditex o Amazon saben lo que ocurrirá dentro de cinco años? ¿Y usted?

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