Inicio / Opinión / Un hombre muerde a un perro; un robot mata a una mujer

Un hombre muerde a un perro; un robot mata a una mujer

Por Ricardo J. Hernández

En periodismo se aprende enseguida lo qué es y lo qué no es noticia. Que un perro muerda a un hombre no lo es; que suceda lo contrario, sí lo es. Por inaudito. Algo así ocurrió hace justo una semana en Arizona: un robot mató a una mujer (presuntamente). No un androide, ni un humanoide como los de los films Metrópolis o los de la saga de la Guerra de las Galaxias. Más bien uno como el que creó con su imaginación Arthur C. Clarke para su libro (luego película) “2001 Odisea en el Espacio”. Aquel era HAL 9000. No tenía cara, ni brazos ni piernas. Tenía sensores que le permitían ver y oír cuanto sucedía a su alrededor. Y capacidad de decisión.

Lo mismo le ocurría al vehículo Uber autónomo que “conducía” un robot por las carreteras del estado de Arizona (Estados Unidos) la tarde del pasado 19 de marzo. Atropelló mortalmente a una mujer que cruzaba indebidamente la calzada, arrastrando una bicicleta casi en la oscuridad en un tramo con escasa iluminación (Vídeo EL PAÍS).

Lo curioso es que, además, el vehículo iba co-pilotado por un hombre. Las pruebas que realiza Uber requieren aún, en este nivel (tercero de cinco), una presencia humana que en este caso fue inútil. El automóvil, adaptado y sensorizado era, además, la última versión del Volvo XC90, uno de los vehículos más seguros que existen. De serie, incorpora múltiples sistemas de seguridad activa y pasiva. Uno de ellos –quizás anulado- es el frenado automático para ayudar a evitar o mitigar una colisión con otros vehículos, peatones, ciclistas y animales grandes, incluso de noche, si el conductor no reacciona (Vídeo).

Lo que sí ha sufrido un frenazo, en seco, por culpa del accidente, aún bajo investigación, son las pruebas de Uber para estos medios de transporte sin conductor. Y también las expectativas de los más optimistas, que ya veían, allá a lo lejos, a los vehículos autónomos como la solución para el movimiento de personas y mercancías y para la logística de proximidad. Por ahora, no será así.

Es obvio que la tecnología de estos vehículos robot sin intervención humana, tiene todavía que afinarse mucho. Veremos hasta donde y si se impone universalmente y sin restricciones, o sólo en un ámbito reducido. La logística está especialmente expectante. Sobre todo se habla de esta alternativa para largos recorridos de transporte en relaciones lineales, permanentes e iguales, y para los recorridos más cortos, de entregas de última milla.

Un robot ¿uniformado?

Al margen quedan todavía los problemas de imagen de marca y marketing ¿Irán uniformados y sonreirán los robots “conductores” de las empresas de paquetería? Legales ¿Quién asegura a quién o a qué y, en su caso, quién o qué es el culpable de un accidente? Y morales ¿Existirán cárceles para los robots culpables?

La perspectiva de la conducción autónoma es fascinante y, como Internet, puede cambiarlo todo en el ámbito del transporte y su relación con la cadena de suministros. Pero aún es demasiado inquietante e insegura.

Lo que sí es seguro es que estamos en fechas de un breve descanso. Para los que las disfruten ¡Felices vacaciones de Pascua!

Notificar nuevos comentarios
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Scroll al inicio