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Una cuestión de responsabilidad

Por Ricardo J. Hernández

Asistimos, como un goteo incesante, a los anuncios de grandes y medianas empresas radicadas en Cataluña. Con el foco puesto en la responsabilidad sobre sus clientes e inversores, deciden sacar sus sedes centrales y domicilios sociales de esa Comunidad, visto el cariz que están tomando los acontecimientos y la posible declaración unilateral de independencia.

En nuestro ámbito de proveedores del sector logístico en su conjunto, hace tiempo que me interesé por conocer los planes que tenían las empresas con sede en Cataluña, si se daban estas circunstancias. Las menos, ya tenían planes B, como los de La Caixa o el Banco Sabadell. Otras me aseguraban que tomarían decisiones en función del escenario que se planteara. Y las más me decían que nada pasaría y que, por ello, no contemplaban ninguna contingencia.

Ahora, alguna de estas últimas ya me ha mencionado su gran preocupación por el escenario que nos rodea y que muchos, no solo esas empresas, creían imposible.

En todo caso, el sector empresarial es el que ha podido estos últimos días, parar mínimamente esta locura, haciendo lo que los gobernantes no han sido capaces de hacer. Tomar decisiones rápidas y significativas, llamando al pan, pan, y poniendo la realidad por encima de las quimeras.

La logística, responsabilidad estratégica

Casi simultáneamente, la logística ha empezado a tomar especial protagonismo. Desde uno y otro lado se han señalado infraestructuras logísticas y de transporte, el puerto y aeropuerto de Barcelona, y las redes viarias, como puntos estratégicos y significativos cuyo control es esencial en cualquiera de los escenarios.

Seguro que así es. Y si alguien no ha encontrado aún razones para detener la insensatez de unos pocos, que imagine el día después de la “independencia”, con esas infraestructuras tomadas y cortadas por los más extremistas, sin euros ni bancos con los que operar, sin intercambios de mercancías, sin flujos de suministros, y con una monstruosa inseguridad jurídica, económica y real.

Sin logística. Sin cordura. Sin responsabilidad.

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