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Peras al vino de Burdeos

Por Ricardo J. Hernández

Soy de aquellos a los que les gusta el buen yantar y disfrutan de una buena comida, desde lo aperitivos al plato principal, sin olvidar el postre y, por supuesto, el vino. La cocina española tiene poco que envidiar a otras, muy poco, pero siempre hemos mirado por el rabillo del ojo a nuestro vecino del norte, cuya tradición y calidad culinaria han hecho que muchos términos relativos la cocina y la gastronomía se pronuncien en la lengua de Molière: maître, sommelier, mousse, gourmet, bouquet, etc.

Sin embargo, existe un postre sencillo y la vez exquisito dentro de la cocina, al que los cocineros franceses de toda categoría, no terminan de cogerle el punto: las peras al vino. A pesar de disponer de variedades de pera excelentes como las de Anjou y vinos mundialmente conocidos, como los Burdeos o Borgoña, no consiguen afinar la receta.

Así las cosas, la última idea que han tenido (en realidad llevan mucho tiempo intentándolo) para conseguir un nuevo hito culinario de la nouvelle cuisine, es cambiar la receta por esta:
– Cójase un camión español, el tráiler es ideal para esta receta, cargado con peras españolas (importante, en su punto justo de maduración para llegar a los mercados europeos), que traspase la frontera pirenaica de sur a norte. Deténgase violentamente en plena carretera. Y vacíese su contenido sobre el asfalto, tendiendo especial cuidado en destrozar la cajas y las frutas que las contienen.
– Paralelamente, cójase otro camión español, esta vez de la variedad cisterna, con vino también español. Deténgase igualmente en plena carretera gala y, de nuevo, vacíese su contenido, generosamente y sin miramientos, sobre la vía.

Si, además, se consigue que una pareja de gendarmes observen cómo se lleva a cabo la receta, eso sí, sin inmiscuirse, ni hacer nada por evitarlo, el punto justo se habrá conseguido: ¡voilà!

No debe ser fácil, en todo caso, llegar a esa excelencia, a juzgar por los repetidos intentos, durante años, que llevan a cabo los agricultores franceses metidos a “cocineros” –un puntito violentos, todo hay que decirlo- empeñados en esta receta.

Lo curioso es que no ven que la solución es fácil: peras (o cualquier  otra fruta, verdura u hortaliza) y vino, pero español que son, cuando menos, de igual calidad y llegan con prontitud, en cantidad y precisión, a los mercados europeos allende los Pirineos, gracias a una cadena logística hortofrutícola y vinícola, excelente y a una transporte eficaz y puntual en sus entregas: ¡es que no se enteran!

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