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Morbo informativo y rayos UVA

El pasado miércoles, 15 de enero, por la tarde, a una hora que no es lo que se dice de “prime-time” para las webs de los medios informativos de carácter general, algunas recogieron en sus páginas principales -casi me atrevería a decir de tapadillo- unas declaraciones de Christine Lagarde, la máxima responsable del FMI (Fondo Monetario Internacional) en las que aseguraba, nada menos, que a partir de ahora mismo, de este 2014 nos esperaban “siete años de vacas gordas” o que “el optimismo está en el ambiente”. Y lo hacía, además, ante un foro de periodistas en Washington.

Como en ocasiones precedentes, y no me refiero a esta crisis, sino a otras anteriores, cuando llegan lo que parecen ser buenas noticias, y estas declaraciones son absolutamente rotundas en lo positivo, hay una especia de pudor colectivo, vértigo informativo o pavor frente a lo desconocido (en años), que convierte casi en proscritas estas informaciones. Las palabras de la señora Lagarde apenas figuraron en lugar protagonista antes de “perderse” o “aparcarse” en los lugares menos visitados de las webs. Y eso que en el cuerpo de la noticia era mucho más ponderada y conservadora, gris, en su análisis

¿Imaginan si hubiera dicho “Todavía nos esperan otros siete años de vacas flacas” o “el pesimismo está en el ambiente”? Se hubiera publicado a toda página. Ténganlo por seguro.

Deduzco que el morbo de una noticia como esta, a pesar de que la esperamos todos como el maná en el desierto, no es suficiente para apuntarla con todo el foco de los grandes titulares; que debe vender poco (insisto a pesar de lo deseada) o que el pesimismo instalado conviene más ¿A quién? No lo sé.

Claro que, también, puede ser que esa señora de piel arrasada por los rayos UVA y sospechosamente sonriente en todo momento, pese a la que está cayendo desde hace siete años, tenga poca o nula credibilidad, no ya por sí misma sino por lo que representa, un organismo (FMI) al que se le suponen todos los recursos y conocimientos financieros para saber lo que ocurre en el orbe económico, pero que fue incapaz de predecir ni atisbar la crisis actual. Por cierto, entonces el que presidía el FMI era un español: Rodrigo Rato.

Será que soy un optimista impertérrito, pero no entiendo a la prensa plañidera ni a los que hacen del “quejío”  o la noticia tintada de gris una forma de gestionar sus responsabilidades. Quizás por ello me he acordado de otras declaraciones, las del presidente del gremio de hosteleros, quejándose del cambio de las aceiteras rellenables a las irrellenables argumentado, entre otras cosas, que ocasionaría problemas logísticos y de aprovisionamiento. ¿Mala noticia? Para nada. Buena y, además, una oportunidad de negocio para todos los implicados.

Yo lo veo así. La botella siempre medio llena.

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