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Feriantes y vecinos

Por Ricardo J. Hernández

La semana pasada se celebró en Madrid una nueva edición de Logistics 2013, la tercera. La mejor noticia que puede darse de este evento es que el ánimo de expositores y visitantes, en general, tendía hacia un claro optimismo, moderado, contenido, conservador, si se quiere, pero optimismo. Que no es poco. Y si comparamos esta edición con la celebrada hace un año, ese optimismo es indudable.

No sé si el sector logístico está cansado del llanto y crujir de dientes, si se ha agotado el depósito de las lamentaciones, o si el discurso ramplón y lastimero de la crisis empieza a estar tan agotado como la propia crisis. O quizás sean mis ganas, que también. El caso es que he percibido otro ánimo en mis conversaciones durante esta feria.

Pero, además, en este evento he constatado que este es un sector de feriantes. Me explico. En varias de esas conversaciones –y el tema es como las pilas Duracell, dura, y dura….- el foco estaba en la cantidad de ferias que se convocan para el ámbito logístico, cuándo se convocan, dónde, con qué frecuencia, ya saben.

Veamos. En el sector logístico y de manutención hay actualmente, en España, no menos de cinco salones logísticos, eso sí, de distinto perfil, objetivos y ámbito (al menos según sus organizadores): SIL (Barcelona), Logis (Zaragoza), Logistics (Madrid), SALT (Canarias) y Encaja (Valencia). Cuatro de los cinco son anuales. Y tres de los cinco han nacido ¡en plena crisis!.

Antes esa realidad, lo tengo muy claro y no me cabe la menor duda que esa oferta es una cuestión de mercado. Un mercado que debe ser feriante por naturaleza. Que gusta de estos escaparates y del contacto humano. Mientras que haya expositores y visitantes que soporten todos y cada uno de estos certámenes -en distinto número en función de los objetivos de cada cual, claro está- pervivirán, porque están sometidos a las mismas reglas que el resto. Somos así, luego(o quizás por ello) existimos, que diría el filósofo.

Admito que puede haber otro modelo por el que muchos abogan (por cierto a los que veo en cada una de estas ferias) que parece más lógico para este tamaño de mercado: una sola feria, bienal y, quizás, itinerante. Pero este es el que tenemos y, con todas las dificultades que quieran, funciona.

Quizás el único pero que habría que poner, es que la mayoría de estos certámenes no cumplen realmente con el carácter internacional que se atribuyen, más bien con el contrario, que no está mal, porque lo que las empresas quieren son soluciones logísticas y de manutención fiables, económicas y de confianza, y esas condiciones empiezan por la cercanía y la vecindad.

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