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Volando voy…

En mi último post mencionaba al don Hilarión de la “Verbena de la Paloma” para decir que las costumbres cambian que es una barbaridad. Alguien, con razón, me corrigió de inmediato, ya que la frase musical que ha trascendido del libreto de esa Zarzuela en realidad reza: “hoy las ciencias adelantan, que es una barbaridad”.

En este caso voy a ser estricto con la frasecilla, porque lo que traigo a colación es ciencia (y tecnología) y un adelanto bárbaro que puede dejarnos pronto atónitos y con un escenario más propio de la Coruscant de “Star Wars” o la Nueva York de “El quinto elemento”.

La idea no es nueva pero una empresa china de paquetería -ya no hay que esperar a que China despierte- está estudiando muy seriamente la posibilidad de realizar sus entregas en lugares de difícil acceso o menos frecuentes mediante drones, pequeños aviones o más bien helicópteros, no tripulados.  La noticia, emitida originalmente por una web china, avanza que los drones -que ni consumen combustible, ni cobran nómina o dietas por kilometraje- podrán volar a 100 metros de altura y alojar su carga en la parte inferior.

Aunque a primera vista resulte simplemente una curiosidad, sin más, no hay que perder la pista, sobre todo viniendo de un país que está avanzando a pasos agigantados, que necesita respuestas logísticas acordes con el tamaño y extensión de ese mercado y que para ello dispone de unos recursos que desde estos lares se antojan casi ilimitados.

La noticia no despeja el tamaño y peso de los envíos que SF Express, la empresa paquetera, estudia realizar por esta “vía aérea”, ni tampoco otras incógnitas: cómo gestionar el “comprobante de entrega”; cómo prevenir los choques con aves comunes o el ataque de rapaces; como identificar los drones para evitar la confusión en los cazadores, sobre todo en lugares poco transitados;  como recuperar con seguridad los drones tras la entrega; cómo comprobar que el receptor está en el punto de entrega o si esta solución es válida para todas las entregas, porque no es lo mismo hacerlo en una industria o vivienda unifamiliar, que en el 3º C de un edifico residencial.

Y ya que he empezado con música, mientras despejan esas incógnitas la que si puede tener resuelta -sobre todo si la idea llega a España o Latinoamérica- es la banda sonora de su campaña de marketing cuando lance este sistema: la canción “Volando voy” de Kiko Veneno, que popularizó Camarón.

Anímese y tararée…

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