Algunos de los que lean este post estarán en mi misma situación: nos quedan pocos días para irnos de vacaciones. Para desconectar aunque sea un par de semanas del día a día del negocio, para desintoxicar la mente y cargar las pilas. Por si no lo saben, la palabra vacaciones se utilizaba en la antigua Roma para designar el periodo de tiempo que los legionarios pasaban entre campaña y campaña, o sea entre guerra y guerra. Salvando las distancias temporales, nuestras vacaciones vienen a ser lo mismo, el periodo de tiempo de descanso entre “guerra y guerra”.
Aconsejan los expertos que se desconecte lo más posible del negocio -aunque sean unos pocos días solamente- y se tome distancia de la problemática habitual, que se abra la perspectiva de la mirada y se aproveche para situarse en un plano diferente del pensamiento. Así, se supone, cuando regresemos al trabajo lo haremos con otro aire, veremos los problemas con otra mirada más fresca y estaremos en disposición de afrontar la nueva “guerra” con renovados bríos.
Yo leo, mucho, viajo en coche, me dejo atrapar por nuevos paisajes, exploro nuevos rincones y cambio impresiones con desconocidos. Me levanto cada día con mirada de niño, dispuesto a dejarme impresionar por todo lo desconocido que me rodea. Y descubro nuevos mundos literarios y reales, a gentes que viven de otra manera a la nuestra; con más calma, dejándose llevar por los ritmos que marcan el clima y las horas. Compruebo que hay otras formas de vivir, menos estresantes, más lógicas aunque, seguramente, menos productivas. Vuelvo a casa con experiencias que no tienen nada que ver con el trabajo, pero que me enriquecen.
Animo a todos a aprovechar el tiempo vacacional para volver a ser niño, para volver a ser curioso. Y para poner en solfa todos y cada uno de los aspectos que conforman el negocio, lo que no funciona y lo que sí, los desempeños de cada uno de nuestros colaboradores, las oportunidades que ofrece el mercado, el comportamiento del consumidor -todos lo somos durante las vacaciones-, la forma en que nos atienden…
Son, quizá, los únicos momentos del año en los que nos podemos permitir el lujo de no pensar en el día a día y, sin embargo, el tiempo vacacional nos ayuda a volver al trabajo con la mayor carga de creatividad y energía aplicable a ese día a día en el que no hemos estado pensando. Así me lo planteo yo y así lo comparto con todos ustedes, queridos lectores.
Hasta septiembre. Felices vacaciones.
Ya empezamos con lo de las vacaciones…
!Qué bien que nos vienen, qué ganas de que lleguen, qué necesarias son y qué impulso vital nos brindan…
!El que las tenga!
Llevo mas de 20 años como autónomo y hace 8 años estuve en Barcelona 5 dias.
Las vacaciones estan sobrevaloradas, sobre todo por las que las disfrutan… y pagadas!!!
Ya en serio;
Que descansen y disfruten de sus merecidas vacaciones,y muchas gracias por su labor sobre el mercado,las novedades, las ferias y todo lo que nos ocupa y preocupa a los ferreteros.