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Descarbonización: una nueva “mina” de puestos de trabajo

En el mundo actualmente hay más de 10 millones de personas que trabajan en el sector de las energías renovables. Un factor clave en la lucha contra el cambio climático, destinado a continuar creciendo para combatir el peligro que supone el calentamiento global. En 2017 se alcanzaron 10,3 millones de puestos de trabajo, con un ritmo de contratación de 500.000 personas/año, lo que supuso un aumento del 5,3% respecto a 2016, según cifras contrastadas por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).

Aunque este crecimiento va a distintas velocidades en cada continente. En cabeza, Asia, continente que genera cuatro de cada cinco nuevos puestos de trabajo. Solamente China, India y Japón concentran un 60% de todo el empleo.

Transición energética hacia una economía descarbonizada.

Solar fotovoltaica y empleo

La energía solar fotovoltaica lidera la transición energética y, además, está generando un tercio de todos los puestos de trabajo. La energía hidroeléctrica y eólica, junto con los biocombustibles, son a cierta distancia las otras energías renovables que suponen mayor ocupación. El factor clave va más allá del fomento de la ocupación, ya que desde una perspectiva medioambiental la transición energética es un aspecto vital.

La combustión, principalmente de carbón, junto con otros hidrocarburos, supone la principal fuente de emisiones de gases efecto invernadero (GEI). Por ello, desplazar estos combustibles por energía renovables apostando por descarbonizar el sistema energético no es una opción, sino una obligación. Adecuar la industria mundial a las necesidades de la transición energética definida en los acuerdos internacionales representará de un orden superior a los 24 millones de nuevos puestos de trabajo en el horizonte del año 2030, destruyendo seis millones de empleos en el sector de hidrocarburos, con un balance resultante positivo de 18 millones de puestos de trabajo, según estudios e informes de prospectiva de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Competitividad de las energías renovables

Una de las dificultades que tenían las energías renovables hasta hace muy poco era la competitividad directa negativa con otras fuentes de energía primaria.

Todas las consultoras económicas más prestigiosas se ponen de acuerdo en sus informes en 2017 sobre los costes energéticos, mostrando cómo la caída de costes de las renovables, principalmente eólica y solar fotovoltaica, las hace competitivas con el carbón, la energía nuclear y el gas. El reto es mantener esa competitividad añadiendo el almacenamiento. Eso explicaría cómo la industria del carbón y nuclear o las grandes petroleras han pasado a invertir en renovables.

El inexorable reto de limitar el aumento de la temperatura del planeta a 2ºC ante el denominado  “Peak-Oil”, es decir, llegar al pico de demanda de petróleo, nos lleva a una previsión de reducción de esa demanda a partir de 2020, llegando a un 23% para el año 2035, a lo que se añadirá en esta reducción el impacto que tendrá la penetración del vehículo eléctrico.

Otras conclusiones derivadas de distintos estudios calculan un escenario en 2050 con un mix eléctrico 100% renovable, que combinará energía solar, eólica, hidráulica y bioenergía a un coste medio de 52 euros/MWh, disminuyendo a más del 50% las pérdidas de energía en las redes de transporte y distribución, y descentralizando la generación y el consumo a través de las Smart Grids en un contexto digital, de cero emisiones, lo que llevará a alcanzar los 36 millones de puestos de trabajo; esto supone multiplicar por dos los actuales.

Integración IT & Energía en un contexto eléctrico, digital de cero emisiones.

Perspectivas de empleo de la  transición energética en España

Después de años de moratoria renovable en España en los dos últimos años, las subastas de potencia eléctrica, junto con el aumento de la competitividad de las tecnologías y el crecimiento del autoconsumo energético, son signos evidentes de creación de nuevos puestos de trabajo vinculados al desarrollo de las energías renovables en nuestro país, tal como señalan fuentes de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA).

En 2016 el sector ocupo a 74.566 trabajadores con unas perspectivas de que este número se triplique en 2020. Solo las subastas realizadas entre 2016-2017 implican que se puedan crear del orden de 90.000 empleados en su fase de instalación, de los cuales más de 50.000 se crearán en el sector eólico y otros 35.000 en el fotovoltaico. Después de la fase de instalación pueden quedar de manera permanente más de 18.000 en la fase de operación y mantenimiento de la potencia instalada.

La transición energética aportará empleo de calidad con alto potencial y futuro para nuestros jóvenes con sueldos muy por encima de la media de otros sectores.

Para cubrir esta demanda será imprescindible impulsar la formación y reciclaje del sector e incorporar al mismo una nueva generación de técnicos e instaladores provenientes de las universidades y de la Formación Profesional, preparados en distintas especialidades técnicas. Toda una oportunidad para combatir el paro juvenil.

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