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Del mar, el cerdo: Pig Island, donde los cerdos nadan

Llega el verano, ese periodo que evocamos a lo largo del año asociándolo a imágenes de descanso, relajación, playa, islas paradisíacas, bañitos en el mar… ¿Y cerdos? Pues sí, también cerdos. Porque aunque el refrán dice Del mar, el mero; de la tierra, el cordero… y, si el cerdo volara, no habría ave que le igualara , hay unos cerdos concretos que parecen empeñados en dominar también el reino de Poseidón.

Pigs_and_gulls_on_the_beachNadie sabe a ciencia cierta cómo llegaron los cerdos a Big Major Cay, una pequeña isla deshabitada de las Bahamas, ahora conocida ya popularmente como Pig Island; y mucho menos aún se conoce cómo o por qué comenzaron a nadar. En realidad, no importa mucho. Lo hacen, y además con cierta destreza a pesar de que, evidentemente, su cuerpo no está diseñado para ello.

Ya sean los supervivientes de un naufragio o hayan sido abandonados allí por algún motivo desconocido, la veintena de animales que sobreviven actualmente se han convertido en todo un atractivo turístico que lleva a miles de personas cada año a visitar esta tan pequeña como paradisíaca porción de tierra.

PigBeachTouristsDe hecho, esa es una de las razones de su supervivencia, porque en la isla hay abundante agua potable, pero de alimentos está más escasa. Así las cosas, los cerdos han aprendido a relacionarse con los visitantes, que son su fuente habitual de comida. Y no sólo turistas. Los habitantes de las islas vecinas, mitad por simpatía hacia los cerdos, mitad porque han visto que eso trae visitas a su zona, también se encargan de alimentarlos.

Pig swimmingReconozco que a mi la noticia me despierta sensaciones diversas. Por un lado… ¿A quién no le apetecería estar en ese paraíso terrenal de aguas cristalinas? Si además vives un anécdota tan simpática como esta, mucho mejor. Pero por otro, quizá por aquello de estar en el sector cárnico, sale la vena del negocio y me pongo a pensar cómo serán los jamones de estos animales. Porque en la dehesa se hace buena pata… con su músculo, su veta de grasa… Pero sólo hay que ver a un nadador para darse cuenta de cómo se desarrollan los brazos (en este caso patas) de alguien que se ejercita mucho en el agua.

Así que ahí dejo la idea para nuestros productores: ahora que sabemos que pueden aprender a nadar, quizá no estaría de más poner a disposición de sus animales una zona donde ejerciten sus dotes acuáticas (quizá incluso se podría indicar en la etiqueta con un crotal azul marino).

Bueno, y hasta aquí una entrada que, dada la situación prevacacional en la que nos encontramos, no pretende más que mostrar una historia simpática relacionada con una de las estrellas de nuestro sector… y dar una idea de viaje a aquellos que ni en vacaciones puedan olvidarse del jamón, el chorizo, el lomo…

Para los que se piensen lo del viaje, aquí les dejo un vídeo que les ayudará a decidirse:

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