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Jugar a ser Dios con resultados del Dr. Frankenstein

Por José Carlos Vicente

“Carne con las propiedades del pescado que no será tan perjudicial para la salud”. Sí, escrito así y sin ningún pudor, ni sentimiento de culpa. La gente pierde el norte. Y lo que es peor, cada vez sucede con mayor frecuencia. Y lo que resulta más grave, lo difunde amparada en la facilidad que otorga Internet unida a una ausencia total de valoración de las consecuencias.

Me explico. Hace unas semanas, diferentes medios difundieron una información sobre un estudio publicado en Biotchnology Letters por el investigador chino Zan Linsen. Un trabajo en el que había aislado el gen FAT1, que convierte la grasa en Omega 3, y luego lo había aplicado  en las células fetales de ganado vacuno de la raza Luxi.

El problema, más que con el estudio, llegaba con la manera en que se había elaborado la noticia sobre los resultados de dicho estudio, empezando por la primera frase de este post.

Según la información que se replicó en varios medios, dicha técnica tiene las siguientes ‘ventajas’:

  • Proporciona la primera evidencia de la posibilidad de crear una nueva raza de ganado con un aporte nutricional mayor.
  • Permitirá desarrollar una carne de vacuno rica en los ácidos grasos (omega 3) que hasta ahora se asocian a los aceites de pescado.

Y sobre todo:

  • En apenas unos años comer carne no será tan perjudicial para la salud como lo es ahora.

Así, sin medias tintas.

Vamos, que ‘estamos salvados’.

Según el artículo, esta técnica poco menos que va a salvar a la raza humana de tener que comer la carne de toda la vida que “es tan perjudicial para la salud”.

Lástima que haya un ‘pequeñísimo’ problema, que por cierto no se cita hasta las últimas líneas del artículo.

Resulta que de los 14 terneros que formaron parte del estudio, 11 (de los otros tres no se dan detalles) murieron antes de cumplir los cuatro meses de vida por inflamación y septicemia hemorrágica. Enfermedad bovina común, sí, aunque no en semejante proporción. Al parecer, los animales tratados padecieron una reprogramación incompleta de las células o genes que se activan y desactivan en la fase de crecimiento de los embriones.

Resultados similares, por cierto, a los obtenidos por otros investigadores al aplicar esta técnica en cerdos, vacas lecheras y ovejas.

Jugar a Dios con la genética de los animales es una labor de investigadores y científicos de la que se beneficia la industria. Sin embargo, cuando se obtienen resultados alejados de la deidad y próximos al Dr. Frankenstein, quizá haya que pensar un poco más las cosas antes de comunicar unos resultados ‘fantásticos’ basados en afirmar sin rubor que productos naturales de altísima calidad son malos… con el agravante de reservar información muy relevante sobre las consecuencias y resultados del experimento hasta las últimas líneas, a las que por cierto no llega un porcentaje altísimo de los lectores de noticias.

La carne que tenemos ahora es un producto de altísima calidad fruto del trabajo de infinidad de profesionales (incluidos los investigadores) de la cadena durante años. En algunos casos, generaciones. Lo que llegue en el futuro, no lo sabemos aún, pero no creo que el mejor modo de promocionarlo o anunciarlo sea criticar sin más algo que es muy bueno… sobre todo si los argumentos actuales son 11 terneros muertos.

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